8. Derek.

56 18 0
                                    

NOTA: Cuando vean los *** es por que estoy cambiando de escenario. Sólo para evitar confusión. Nada más. Disfruten del cap ;).


Jadeo horrorizada al notar que es el mismo chico de antes. Más bien, el lunático. Él sólo se sienta en el pequeño asiento a mi lado y sonríe de lado, viéndome como si fuera una atracción. 

Me estremezco sin poder evitarlo. Realmente el chico parecía un gato con esos ojos y labios.

—Aléjate ahora si no quieres que...

—¿Si no qué? —pregunta ésta vez serio—. ¿Qué harás?

Tenso la mandíbula y cuando estoy apunto de golpearlo nuevamente en sus partes, me detengo. Era absurdo. Es decir, estaba en un club, repleto de gente. ¿Qué podía hacer aquél chico? Nada. No podía hacerme daño ya que habían bastantes personas en el lugar.

Él sonríe, como si fuese adivinado mis pensamientos.

—¿Cómo pudiste seguirme? —pregunto en un hilo de voz. Ya podía sentir el miedo y terror correr por mis venas.

—Tengo mis métodos. —dice y se encoge de hombros. Me quedo hipnotizada al ver como su ojo verde brilla con más intensidad que el gris cuando la luz del lugar choca bruscamente con éste. Voy a abrir nuevamente la boca pero la cierro fuertemente, no sabía que responder a aquello.

Sacudo la cabeza instintivamente. Yo vine aquí por algo, no para hablar con un maldito loco. Sin embargo, no me contengo a decir otra cosa.

—Estás demente. —murmuro más para mi misma, deseando que no me escuchara. Pero cuando chasquea la lengua y me ve fijamente, sé que sí lo hizo.

—Lo soy, no lo estoy.—sonríe de nuevo. Un escalofrío me recorre el cuerpo al notar lo fijo que me ve. Tan sólo estar de su lado me generaba una desconfianza tan terrible que no podía soportar—. Lo soy, lo soy, lo soy... —repite mientras mueve su cabeza contra el compás de la música con una sonrisa adornando su rostro.

Le frunzo el ceño de una vez. Cualquier persona normal lo negaría, pero él de hecho había admitido que lo era. Y estaba en lo cierto, en total el chico era un demente.

—No, no te alejes. —murmura él al ver mis intenciones. 

No le hago caso y le ignoro mientras me pierdo entre todo el mar de gente, queriendo llegar lo antes posible a la otra entrada del bar que quedaba más lejos. No podía estar con ese chico por más tiempo. Tenía un mal presentimiento, y ese, lo involucraba a él.

Pero a medio camino, me detengo brusca y sonrío exageradamente grande al notar la cabellera rubia que estaba buscando por más de 20 minutos.

—¡Juliett! —grito.

Ella voltea y sonríe al verme, agitando su mano demasiado alto.

Bien, estaba más que borracha.

Elimino mi sonrisa al instante al recordar que debía regañarla. Ésto no podía pasar de nuevo, realmente que no. No me imaginaba de nuevo saliendo de mi casa a casi las 12 de la noche con un terrible frío, un lunático que me persiguió y por último, con clases y posiblemente con alguna que otra prueba por la mañana en el instituto.

Juliett alza una ceja y hace un puchero, sabiendo lo que le viene. 

Oh, hermanita. Prepárate.


***

La sonrisa de Theo me alegra de unas mil maneras. Saludo a Melody, la madre de Theo, apenas entro. De inmediato un olor delicioso y reciente interrumpe en mis fosas nasales. Sonrío sin poder evitarlo y noto como los ojos de mi mejor amigo brillan en emoción.

Prohibido reírse. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora