11. And that scares me, you know?

89 17 14
                                    

—¿A qué le temes, Myles?

—No lo sé.

—Eso es absurdo. Tienes que saber tu mayor miedo.

—No lo sé. —repitió—. Y eso me asusta, ¿sabes?, por que no sé exactamente a qué le temo tanto y no sé cuando va a aparecer.

Tristan y Myles.

x x x x

Me quedé estática. No podía moverme. No podía hablar. De repente, todo el lugar se convirtió más siniestro de lo normal. Las pocas personas se encontraban hablaban como si nada, como si realmente el asesino no estuviera contactándome. 

Ellos no lo sabían, pero vaya...

—¿La perra me tiene miedo? —se escuchó una risa tensa. Muy tensa. Como si no soportara el hecho de reír, como si le causara repugnancia. Sin embargo, en ningún momento sonó insegura.

Pero no. Yo no iba a dejar que me llamara perra.

—No te tengo miedo. —afirmé con un tono tan firme y frío que me sorprendió a mi misma. 

Su respiración podía oírse fácilmente a través del teléfono, y estaba agitada. Tan agitada como la mía. Mi terror era inmenso, pero no podía demostrárselo. Debía actuar bien, y si quería que ésto acabara, debía comportarme como si realmente no estuviera aterrorizada.

—¿En serio? Desde aquí te veo tan tensa, con una mueca tan horrorizada en tu lindo rostro... —susurró, mandándome un horrible escalofrío al cuerpo. ¿Qué? ¿Él me estaba viendo?

Y ahí no pude más. Los ojos se me llenaron de lágrimas y levanté la vista, tratando de captar a alguien verme, pero no. No había nadie. Y eso me inquietó. 

—No tan tensa como tu risa, ¿cierto? —murmuré a duras penas. Él sabía que ésto me estaba afectando, pero tenía que hablar con inteligencia.

Un rugido se escuchó, y supe que había dado en el blanco. Sonreí y seguí haciéndolo.

—Que lindo. —ironicé—. Matando personas por tan estúpida razón... Dime la verdad, ¿qué pasó? —usé un falso tono preocupado y casi pude oír su grito ahogado—. Dí en el punto débil, ¿cierto? Tu pasado te recuerda a algo, y eso, extrañamente está relacionado con las risas. Es demasiado inútil que te hagas el fuerte, cuando te pude leer tan fácilmente.

No había nada más que silencio, y sonreí. Sabía que estaba sorprendido. ¿Pensaba que iba a tener miedo? Bueno, si tengo. Y mucho. Pero no iba a dejar que lo notara, y si ya lo notó, trataré de que no me vea como una estúpida víctima que no llegara a nada.

—No sabes con quien te metes, Alessia. —un escalofrío subió por mi espalda al notar el tono en que dijo mi nombre. Era siniestro, y amenazador. Pero no me arrepentía de nada—. Te voy a destruir, y lo disfrutaré, ¿sabes? Amaré ver tu rostro cuando veas lo que estoy próximo a hacer. Y por "destruir" no me refiero a matarte. Me refiero a destrozarte por dentro, hacer tu alma vacía, tomarla y luego, matarte, después que no quede nada de tí. Después de quitarte la felicidad, la alegría, y todo lo que amas... —susurra lo último entre dientes y cuelga.

El pitido suena por última vez y relajo mis hombros. Pero no pude resistir hacerme la invencible, por que luego de eso, lloré al segundo. Lloré por impotencia, por que sabía que no me había amenazado con la policía, pero no era tan idiota para ir a denunciarlo cuando sé que me tiene vigilada y podría herir a uno de los míos.

Cerré los ojos. Estaba pasando mucho en un día.

—¿Todo bien, cielo? —susurró alguien a mi lado. No reconocí la voz y al instante me volteé, con miedo. Pero, para mi sorpresa, era Lauren. La recepcionista de aquél hospital del otro día.

Prohibido reírse. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora