Capítulo 31

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Si tenía que nombrar algo bueno de vivir aquí, diría que el despertar es lo mejor. Era como estar en una película de princesas Disney. La luz que entraba por la ventana llenaba la habitación de un cálido color naranja. No se escuchaban bocinas, ni gritos, si no, los pájaros cantando. Si te despertabas muy temprano y abrías la ventana se podía sentir el olor a tierra mojada que había dejado al rocío al caer en la madrugada. Y la vista, verde y marrón por donde miraras, en vez de un edificio tras otro, se veían árboles, flores y otros tipos de vegetación. Me gustaba la cuidad más que cualquier otro lugar, pero esto también tenía su encanto, no podía negarlo.

En el departamento tenemos un sistema, si necesito algo cuando estoy aún en cama, llamo a Annie a su celular y ella viene. Aquí es diferente, como esta casa fue construida tiempo antes de que los celulares se volvieran populares —además que eran pesadísimos como para irlos llevando por ahí— nuestro sistema fue un intercomunicador, todavía lo es, mejor dicho. Me preocupo de mantenerlo siempre apagado, casi obsesivamente, pero ahora que ya quería levantarme lo usé para llamar a mi madre, apenas me contestó me aseguré de apagarlo otra vez. En un par de minutos ya estaba aquí, hablándome de mil cosas a la vez mientras me ayudaba.

A veces me sentía mal por no querer estar aquí, mamá se veía tan feliz de tenerme con ella y yo contaba los días que faltaban para volver a mi vida, a mi casa. Supongo que para lograr tus metas hay que ser egoísta en algún momento, dejar de pensar en los demás y comenzar a pensar en ti, en lo que tu quieres. Porque si me quedaba aquí para que mi madre estuviera feliz yo nunca lo sería, seguiría estancada entre las paredes de esta casa sin ninguna otra cosa que hacer más que dar vueltas por la casa como un fantasma.

Como milagrosamente llegué a desayunar antes que todos —papá se había ido a la oficina a arreglar unos asuntos—, las pobres chicas del servicio corrían de un lado para otro poniendo la mesa, a juzgar por toda la comida que estaban trayendo mamá creía que seríamos cien personas al desayuno. Pablo fue el segundo en llegar, creí que iría a su trabajo, pero se había tomado la semana libre para estar conmigo. Estuvimos hablando de la fiesta de hoy mientras llegaban los demás, al parecer mamá y papá estarían con nosotros, como en teoría la fiesta era para mí, quisieron estar presentes. A mi hermano no le hacía gracia, a mí me daba un poco igual, de todos modos, no pensaba estar mucho tiempo.

Al final no pude esperar hasta hoy para decirle a Adam que mi hermano había sido más inteligente que nosotros y se había dado cuenta de que algo pasaba entre los dos. Luego de que mi madre me dejara acostada y cómoda, lo llamé a su celular para contarle. En vez de haberse asustado como yo esperaba, se sintió aliviado y contento de que Pablo no estuviera en plan de hermano mayor celoso. Yo nunca creí que mi hermano reaccionaría así, lo que me detenía de contarle era que no estaba segura de si debía esperar un poco más, tenía la impresión de que cuando estás recién saliendo con alguien, no se lo vas contando a todo el mundo. Fue raro hablar por teléfono con él, de hecho, creo que anoche fue la primera vez, en casa si queremos hablar, va a mi habitación o yo a la de él y cuando estamos en lugares diferentes siempre usamos los mensajes. Obviamente estando aquí no podía venir a mi cuarto en medio de la noche. Por un momento sentí que se había quedado en Londres y aunque sabía que no era así, no pude evitar extrañarlo. Cuando llegó a desayunar no pude disimular mi sonrisa, tanto así que me gané una mueca de Pablo.

Cuando estábamos terminando de desayunar Will entró por las puertas dobles del comedor, nunca esperaba a que alguien le avisara a Pablo que había llegado, sólo entraba y ya, como si estuviera en su casa.

—Volvió la hija prodiga —dijo apenas cruzó la puerta.

No se detuvo a saludar a mi hermano ni a nadie, fue directo hacia mí. Me dio un gran beso en la mejilla y me revolvió el cabello.

Aprendiendo a vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora