CAPITULO 1: El viaje.

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  — Mamá, tranquila, tengo todo —repetí por enésima vez en la mañana mientras descendíamos del taxi que nos dejaba en el aeropuerto. 

Mi nombre es Lucía, y con veinte años me exilio de mi país para perseguir mis sueños. ¿Eso no es algo que se pueda decir todos los días, verdad? Bueno, gracias a un concurso de danza a nivel mundial realizado en Argentina, que tuve la suerte y el mérito de ganar (con trabajo duro, pasión y una que otra lesión), podía decirla con toda la libertad. No pude creer cuando los votos fueron contados y mi nombre salió en la pantalla grande del estudio anunciandome como ganadora de todo el concurso, es que, por favor ¡habían bailarines de todo el mundo que bailaban desde que tenían uso de la razón! No creía tener ni mínima chance cuando decidí inscribirme, aún si había empezado a bailar desde la corta edad de tres años.

Pero allí estaba, a punto de cumplir el sueño de vivir del baile, de vivir de mi pasión, de mi talento... y para eso debía viajar a Corea, a la otra punta del mundo, allí donde los caza talentos abundaban y allí donde se encontraba la Academia de Danza en la cual había quedado becada; y quién sabe, allí donde podría encontrar a uno de mis grupos favoritos de k-pop y morir de un ataque al corazón: VIXX. Mi sueño hecho realidad... Pero como todo en la vida, la situación requiere de ciertos sacrificios, ya que me estaba separando de mi familia, de mi madre, de mis hermanas, de mis amistades, solo para pasar a verlas contadas veces en ciertas épocas del año.

—¿Estas segura? —preguntó mi madre posiblemente con toda la intención de que desistiera a la idea y sintiéndose mal con ello. Pero es que, ¿a qué madre le resultaría divertido que su pequeña hija se fuera por tiempo indefinido a la otra punta del planeta aún si era para cumplir sus sueños?

—Estoy segura... —murmure intentando no mirarla a los ojos y caminando con mis maletas en la mano hacia dentro del edificio.

Era mi segunda vez en un aeropuerto y aún estaba perdida allí dentro; de ahí la razón por la que había dejado a mi madre acompañarme aunque detestara las despedidas.

—Es por ahí —señaló mi madre un mostrador con una cola de gente detrás y justo por detrás una puerta con siglas—. Todavía queda tiempo antes de que el vuelo salga. ¿Sabes donde vas a quedarte, verdad? ¿Tenes bien las direcciones? ¿Te va a alcanzar la plata que llevas? Vas a llamarme ni bien llegues, ¿entendiste? ¿Pensaste como vas a comunicarte? El coreano es complicado..

Un suspiro brotó de mis labios, seguido de una pequeña sonrisa, mi madre no iba a dejar de preocuparse nunca...

—Ya te lo dije, allá me espera Nicolás, él es mi guía —Oh, había olvidado mencionar que mi mejor amigo desde pequeña se encontraba en Corea viviendo hace unos años y no había perdido oportunidad de mencionarle lo de mi concurso. Por supuesto, él siendo coreógrafo y profesor en la Academia a la que yo iba a asistir a partir de ahora, había arreglado todo para mi llegada, e incluso me prestaría su apartamento para vivir ya que él sólo lo utilizaba para dormir luego de su larga jornada de trabajo— además, sé lo básico de coreano como para sobrevivir y sé hablar perfecto inglés, eso ya lo sabés... La plata no es problema, voy a conseguir algún tipo de empleo por allá antes de que se me termine lo que tengo, y si tengo suerte un caza talentos me va a amar y me va a llevar a la cima y voy a conocer a vixx, en especial a Hyuk y... —continuaba hablando dando pequeños saltitos y con mirada soñadora.

—Calmate Lucía que ya llamaron a tu vuelo —dijo mi madre intentando ser seria pero con una pequeña sonrisa en su rostro— Cuidate, alimentate bien y divertite, ¿si? Estoy segura de que les vas a encantar por tu personalidad y talento —en ese momento sus brazos me rodearon y tuve que aguantar mis lágrimas.

"Y eso únicamente.." pensé mientras me despedía y le aseguraba que todo iba a ir bien; porque el talento y la personalidad era lo único que podía "ostentar" por decirlo así... en cuanto a físico no era ni alta, ni esbelta, ni tenía la excusa de un pelo verde o unos ojos claros. Mis ojos eran color café, sencillos; mi cabello originalmente castaño oscuro ahora se encontraba casi rubio gracias a la tintura; mi figura era normal para una chica que se dedica a bailar el 90% del tiempo y era bastante... pequeña. Apenas llegaba al metro sesenta.

Miracles could happenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora