No hay futuro sin pasado

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No sé quien soy. Bueno, no creo que nadie sepa quiénes son ahora mismo. Supongo que si alguien lo hiciera yo no lo recordaría.
Todo se fue a la mierda en pocos meses. Las personas empezaron a olvidar. Primero eran blancos de sólo segundos, después minutos, horas, semanas, meses y finalmente años. Olvidabas si la persona con la que estabas había estado contigo por años o si sólo la acababas de conocer.
La destrucción era devastadora. Conductores olvidaban que estaban en un carro, científicos olvidaban elementos peligrosos, doctores operando perdían sus conocimientos médicos, militares no sabían diferenciar amigo de enemigo y guardias de seguridad dejaban puertas abiertas.

La única forma de evitar olvidar era escribir en un diario y leerlo seguido para tratar de recordar.
Creo que lo más aterrador es que sabes que si pierdes tu diaro no tardarás en olvidarlo todo. Quién eres o cómo eras.

Caí duro y oí un crujido. Todo estaba desenfocado y era probable que tuviera una contusión. Intenté pararme y perdí el equilibrio. Tenía que apresurarme, mi bolsa se había roto y no podía olvidar nada de lo que llevaba ahí. Cogí la bolsa y comencé a empacar todo. Botellas de agua, provisiones, cuerdas, linternas, más ropa, cosas de escritura...
¿Dónde estaba mi diario? Si se perdía iba a estar en problemas. Encendí la linterna y busqué a mi alrededor. ¡Ahí estaba! Qué alivio.
Lo recogí y lo metí en mi bolsa, era momento de salir de este hueco.

Las calles estaban llenas de carros estrellados y de basura, la mayoría de las tiendas aún llenas. Abrí mi diario y anoté lo que tenía en ese momento. Lo consideré un rato e hice una lista de compras.
Necesitaba una nueva mochila, esta estaba destartalada y llena de agujeros, las cosas se podrían salir. Más comida enlatada y barras no sería mala idea, ropa más oscura me ayudaría y un abrigo con muchos bolsillos, estaba empezando a hacer frío.
Entré a todas las tiendas de la calle y al final salí con un abrigo negro, un botiquín de emergencias y dos mochilas nuevas. Me tocaría buscar comida en otra parte.

Abrí un mapa de la ciudad, cerré mis ojos y apunté al azar. Hacia el norte entonces.
Caminé por entre los carros y me sentí tentada a manejar uno para llegar más rápido a donde iba pero sabía que esa era la manera más fácil de morir. Un blanco de un segundo podía causar que te chocaras y quería evitar los accidentes.

El camino era tedioso y las ráfagas de viento helado no hacían nada por mejorar mi humor. Estaba aburrida, así que decidí jugar un juego.
Se llama "qué recuerdas". Empiezo a pensar en características mias y si acierto sé que hay menos posibilidades de que olvide cosas importantes.

Soy mayor de 10 y menor de 30.
Era hija única.
Era diseñadora de modas.
Soy mala en el deporte.
Me gusta el rosado.
No sé manejar.
Me gusta el pelo largo.
Vivía en un apartamento.
No me gustan las mascotas.
Sé montar bicicleta.

Abrí mi diario para confirmar y sólo me equivoqué en la de hija única y en la de la bicicleta. De niña me atropelló una bicicleta y por eso no me gustan. Tengo que recordar eso, tal vez sea útil.
Seguí caminando y tratando de recordar algunas cosas que decían en el diario.

Estoy en una cabaña escribiendo lo que pasó en todo el día, escribir lo que hiciste es importante porque así no haces cosas que ya hiciste.
La cabaña donde estoy es cómoda y las almohadas son suaves, de verdad que he extrañado una buena cama.
La habitación es morado clarito y no tiene ventanas, sólo un closet de color negro. Saber dónde dormiste es importante, alguien puede moverte en la noche y por culpa de los blancos no lo recordarías.
Mis ojos están ardiendo y tengo sueño, aunque mi ropa es incómoda porque está pegajosa con sangre. La sangre fue después de la caída. Mi ropa está completamente sucia

 Mi ropa está completamente sucia

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Voy a  publicar cada lunes. Sus opiniones son muy apreciadas. Ojalá lo disfruten :)

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