La historia de Anne

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Estaba en mi último lugar de descanso revisando la quemadura de mi pierna. Ya estaba mucho más sana, pero gran parte de las vendas del botiquín y la "leche de magnesia" se habían acabado. Cuando aseguré el vendaje, abrí mi diario y empecé a escribir.

—Botiquín completo (o vendas).
—Mochila.
—Baterías.

Me quedé pensando que más necesitaría cuando vi las pocas hojas que quedaban en mi diario.

—Hojas para el diario.
—Lapiceros, lápices, borradores y cuchillas.

Cerré el diario y empecé a explorar en los alrededores del conjunto de apartamentos donde me había alojado. Algunos estaban abiertos y vacíos, pero en varios encontré cosas útiles como cuerdas o cobijas. Al final de un pasillo había una puerta cerrada, así que cogí una cuchilla y forcé la entrada. La casa estaba muy organizada, aunque algo polvorienta. De los cajones saqué enlatados, cuchillas, botellas de agua, un bolso, varias linternas y baterías. Rellené las botellas que ya tenía y agarré todo lo que creí que me iba a ser útil. Entré a un cuarto y en el nochero había un diario, similar al mío, bastante desgastado. Bastante curiosa, lo agarré y me senté a la cama a leer.

Mi nombre es Anne y sufro de Alzheimer y diabetes. Es una de las peores combinaciones, ya que con mi edad, si olvido una de mis dosis puedo morir. Normalmente esto no sería un problema, porque mis hijos me visitan todos los días y me recuerdan de mis dosis, pero últimamente no lo he visto.

Ya ha pasado una semana y no he visto a mis hijos. Al menos eso creo. Puede ser que haya tenido un episodio de Alzheimer mientras estaban aquí, pero revisé mis dosis y me salté 3 días de medicina. Ellos nunca hubieran venido sin hacerme tomar mi medicina, así no son ellos.

Salí afuera para pedir ayuda o encontrar a mis hijos, pero las personas están actuando extraño. Estaba hablando un joven cuando en medio de una oración el se detuvo y simplemente fue a mirar una pared. Intenté llamarlo pero parecía no escucharme. También había una mujer que subía y bajaba las escaleras sin parar. Es mejor que me quede en casa mientras pasa lo que los está afectando.

Creo que también me está afectando a mí. Cuando tenía episodios de Alzheimer yo no me daba cuenta que olvidaba cosas, no recordaba lo que estaba haciendo antes, pero ahora estoy en una habitación, parpadeo y estoy en medio de la calle. Estoy preocupada, ¿Y si esto fue lo que le paso a Michael y a Rick? Tal vez venían hacia acá y nunca llegaron...

Sé que me queda poco tiempo. Cada vez estoy más débil y más veces que no mis dosis aparecen sin administrar. Al menos tengo el consuelo de que si alguno de mis hijos viene, tendrán una idea de lo que me pasó y de como fue mi vida. Este diario me ha acompañado desde que tengo memoria. Parece adecuado me acompañe hasta que no la tenga.

Me quedé mirando la última linea sin saber que pensar. Busqué por toda la casa pero no encontré a Anne. Sin saber que hacer con lo que sentía, me volví a sentar en la cama. Miré el diario y vi que quedaban muchas hojas en blanco, así que las puse en mi diario.

Me pareció de repente que estaba irrespetando la memoria de Anne dejando el resto ahí, así que cogí las hojas que había leído y las puse en mi diario, detrás de una hoja en la que puse el título.

En memoria de Anne.

Puede que sus hijos no hayan encontrado el diario y puede que mañana no recuerde lo que pasó hoy, pero ahora está en mi diario y ahí se va a quedar.

La memoria de Anne estaría conmigo siempre.

Memorias PerdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora