4.

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Después de almorzar en ese lindo restaurant, Wooyoung llevo a San por un helado.

El castaño se sentía realmente mal, después de hacer que su novio devolviera el plato de la deliciosa lasaña y pidiera un plato de pasta cuatro quesos que también había devuelto.

Wooyoung había hecho una mueca, murmurando:

— ¿Algo está mal, cariño?

Y e solo había querido llorar por ser tan mal novio.

Pero ahora sus ánimos estaban un poco mejor, solo rogaba porque cuando viera el helado su apetito no se desvaneciera.

— Mi amor — Wooyoung llamo, deteniendo su caminata.

San lo miro desde abajo, parpadeando.

— ¿Ocurre algo?

Su novio le sonrió tan encantadoramente que quiso tirarlo al piso y montarlo en ese lugar sin importarle que alguien los viera.

Pero no.

— Solo quiero besarte.

Sus mejilla se sonrosaron, y antes de que pudiera decir algo, ya tenía los labios de Wooyoung sobre los de el, besándolo de manera que hacía que sus piernas temblara y su corazón se acelerara hasta mas no poder.

Wooyoung le guiño un ojo, entrelazando sus manos y comenzando a caminar de nuevo.

°°°

Con el helado las cosas habían sido diferentes, se había comido el vaso más grande que tenía la tienda.

— ¿Estás seguro, mi vida? — pregunto Wooyoung preocupado — ¿No crees que es mucho dulce?

Asintió, era verdad, a parte que eso era hacer que Wooyoung gastara mucho más dinero en él.

— Tienes razón — dijo afligido.

— Oh, no, no —  Wooyoung se corrigió, agarrándolo por las mejillas — Solo me preocupo, pero puedes comprar todo lo que quieras, ya lo sabes, bebé.

Asintió, con una sonrisa tirando de sus labios, se inclinó y beso los labios de su novio, encantando con el sabor a fresa que tenía gracias al helado.

— Hmm — tarareo, desanimado encantado.

— Quiero llegar al apartamento rápido — Wooyoung susurro sobre sus labios — No creo poder aguantar más.

°°°

A penas entraron a la sala, Wooyoung había empezado a devorar sus labios, de una manera que hacían que sus lenguas luchaban con la otra y sus dientes chocaban de vez en cuando.

— Dios — suspiro, tocando el trasero de su novio.

San solo lo apretó más a el, sintiendo la erección en su cadera.

— Cama, ahora — demando.

Wooyoung asintió torpemente.

San era su debilidad.

Caminaron a ciegas hasta la habitación, chocando contra el marco de la puerta cuando entraron.

Eran risas, besos y corazones acelerados.

La ropa fue estorbando y poco a poco fue quedando tirada en el suelo. San se encontraba acostado de espalda al colchón, su erección reposando contra su muslo.

— Oh, bebé — Wooyoung lo miro, encantado — Siempre tan hermoso.

Comenzó con besos lentos por todo el pecho de su novio, jugando con sus tetillas y volviéndolo loco.

Cuando llego a su abdomen, no puedo evitar notar algo abultado en el estómago de su novio.

— Oh — sonrío — Con que los helados hicieron efecto.

San arrugo el entrecejo, levantando un poco, viendo su abdomen, no se notaba mucho, pero si se veía algo pequeño, como que si estuviera hinchado, un pequeño bulto en todo el medio, demasiado pequeño.

Intento taparse con las manos, pero Wooyoung lo detuvo, sonriéndole con cariño.

— Te sigues viendo perfecto.

El cuarto era sudor, piel desnuda, besos fogosos. Y gemidos, muchos gemidos.

San se había vuelto algo sensible, y lo descubrió en ese momento, cuando Wooyoung lo penetraba haciendo que su cuerpo se estremeciera de placer.

— Oh, dios — murmuro — Esto es tan bueno — suspiro, besándole los labios a San — ¿Cómo es que teníamos tanto tiempo sin hacerlo?

Y era que, desde que San se había enterado de que estaba embarazado, no se había dejado tocar de esa manera.

— Hmm — solo gimió, arqueando la espalda.

Cuando se vinieron, San lo hizo manchando todo su abdomen y el de su novio.

Wooyoung dio unas embestidas más y se corrió dentro de San, quedando satisfecho, saliéndose de él con cuidado y acostándose a un lado.

El castaño sintió el semen correr entre sus piernas.

— ¿Te has corrido dentro de mí? — pregunto, alarmado, era tanto placer que había sentido en su orgasmo que hasta ahora se había dado cuenta.

— Sí — Wooyoung arrugo el entrecejo — Siempre me corro dentro de ti.

San asintió, era cierto, por eso era él , quien se cuidaba, porque Wooyoung no sabía que él era uno de esos hombres que podían quedar embarazados.

— C-Cierto — tartamudeo.

Wooyoung se levantó para buscar una toalla y limpiarnos a ambos.

— Además — dijo — No es como que si fueras a quedar embarazado — su voz fue divertida.

San sonrío con lágrimas en sus ojos que pasaron desapercibidas por el contrario cuando se dio la vuelta para entrar el baño.

¿¡UN QUÉ!? (WOOSAN) (MPREG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora