música

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Melodía tras melodía, un torrente de arte se cuela por mis oídos provocando en mi un torbellino de emociones, que cambian tras cada verso, y tras cada acorde llevándome a tantos lugares sin salir de casa.

La música me habla de amores perdidos y de otros encontrados, de esos que se acaban y otros que con ilusión están empezando, me habla de vivir la vida y de aceptar la muerte, me habla de lo real y de lo ficticio.

En tres o cuatro minutos se abre ante mi un mundo desconocido, francamente especial y diferente según momentos.

Empiezo susurrando a penas, pero segundos después la emoción me embarga, muevo mis pies al ritmo que marca, cierro los ojos y sin darme cuenta e impulsadas por mi garganta suben palabras que unidas significan algo, y evocan sentimientos tal vez guardados hace tiempo.

Cada vez canto más fuerte y con más ímpetu, subiendo un tono aquí, bajando otro allá y un momento después el silencio llega, y la única prueba de lo que allí pasó, es mi corazón que está algo más rápido, y mi respiración un tanto agitada, así como la incomparable sensación de que hice algo bueno.

InspiraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora