Ayuda.

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De sus pulmones salía algo más que aire, a borbotones el cansancio y la desilusión escapaban en cada suspiro, rodeándola hasta casi cubrirla por completo, sus temores habían encontrado la forma de sepultarla en vida, enterrándola por sus sueños y aspiraciones, llevándola al desespero, no resistiría mucho y era consciente de ello.

En su mente, la palabra ayuda daba vueltas una y otra y otra vez, pero ella era fuerte y no necesitaba ayuda, incluso cuando estuviese al borde del colapso resistiría.

Pero ese borde había llegado, y sus pensamientos ya no eran los mismos, sabía que necesitaba ayuda, aunque el admitir aquello le produjera una indescriptible sensación de abatimiento por no ser lo suficientemente buena para resolver sus problemas.

Pero a esas alturas ya pico importaba, a  esas alturas ya poco importaba nada.

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