CAPÍTULO 4

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De camino a casa, nadie abrió la boca. Era como si todos hubieran perdido la capacidad del habla. Desde el primer día ya estaba claro que ese chico no era como el resto. Pero, ¿hasta qué punto? Miles de dudas asaltaban la mente de cada uno de nosotros. Cuando les conté lo sucedido a todos, ninguno fue capaz de articular palabra. Y ellos, tenían claro que era verdad. Nunca nos mentíamos. Tampoco nos gustaba bromear con temas serios. Era la verdad. Aquel chico desapareció ante mis ojos. Como si la tierra misma se lo hubiese tragado. Sin embargo, había algo en él que llamaba mi atención. Algo que me intrigaba. Más allá de su forma de ser o de comportase. No sabría como explicarlo, pero tenía la sensación de que algo me unía a él. No sabía de que manera. Pero estaba segura de que era así.

- Aún no es muy tarde, quizás podríamos ir a tomar algo...- balbucea Marcos. Pero inmediatamente se da cuenta de que dadas las circustancias, no es la mejor idea.

Ninguna dice nada. No había nada que yo deseara más en ese momento que llegar a casa. Necesitaba descansar. No pensar en nada. Eran demasiados cambios en muy poco tiempo. Y una cosa muy característica en mi, es que no se me dan bien los cambios.

Llego a casa. En esos momentos, por muy extraño que parezca, no me gusta estar sola en casa. Me gustaría volver a ver a mis padres. Contarles todo lo sucedido. Pero probablemente ni se acuerden de mi. Estarán disfrutando tanto de sus vacaciones... Por eso no me responden las llamadas.

No sé qué hacer. Observo la tele durante unos instantes hasta que decido encenderla. No parece haber nada interesante. Continúo haciendo un poco de zapping, y me detengo en TDP. Se me ilumina la cara al ver que están dando patinaje sobre hielo.

Por fin- pienso.

No suelen ponerlo muy a menudo. Casi me caigo del sofá al ver que es el turno de Javier Fernández. Es mi patinador favorito. Siempre le he tenido cierta admiración. Sobre todo porque es español.

Me paso la hora siguiente sin despegarme del televisor.

Sigo impactada por el programa. Los patinadores no dejan de impresionarme cada día más. No paran de innovar y realizar nuevas acrobacias. Cada una de ellas mejor que la anterior. Me levanto del sofá y apago la tele. Aún estoy soñando despierta. Tanto, que apenas parezco inmutarse por la figura que me observa tras los cristales de la puerta del salón.

Viviendo entre extraños //EDITANDO//2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora