Capítulo 2
"Una mañana más... Un encuentro más"
Harold:
A la mañana siguiente, me encontré nuevamente con Nathan. Acabábamos de culminar un entrenamiento y en vez de ir al cafetín de la universidad, habíamos decidido ir a comer a aquel local en donde me había reencontrado con mi pasado. Aunque solo yo lo sabía.
— Hola Harold a tierra... ¿Me acompañaras al local de ayer? — dijo graciosamente una vez más.
— ¿Me hablabas?
— Sí, ¿acaso ves a alguien más?
Miré a mi alrededor y comprendí que éramos los únicos que seguíamos allí. Pensar en aquella casualidad de haberla visto el día anterior, me había hecho sentirme perdido en mí mismo. Y aquello había incluso hecho efecto en la práctica de ese día.
— ¿Te sientes bien? — me preguntó con extrañeza. Preocupado.
— Sí...
— ¿Entonces?... No tardaremos nada. Y creo que necesitas comer comida de verdad. Últimamente tienes una cara...
Acepté, al no querer hablar sobre aquel tema. Era mi pasado. Un pasado que me había escrito cuando había decidido llevar esa estúpida apuesta que aún pesaba en mi cabeza.
— ¿Paso por ti en la tarde? — le preguntaba el novio de Ariana, mientras la besaba.
Justamente en ese instante Nathan y yo entrabamos en aquel lugar, al cual una parte de mí se había negado a volver a entrar. Pero ya era demasiado tarde.
Ella me miró con rabia, al instante que su novio la abrazaba y nos daba la espalda a Nathan y a mí.
— Sí...— le dijo Ariana al ignorarme y al posar de nuevo los ojos en su novio—. Pasa por mí... Ahora tengo que irme a trabajar. Te amo...
— No más que yo... Ahora te dejo. Ya vi a tu jefe correrme con la mirada.
— Se me hace tarde...Me van a llamar la atención.
Vi a Ariana entrar al mostrador y toma su lugar, mientras otra chica era la que atendía en su lugar, a su vez que Nathan y yo estábamos esperando ser atendidos, en la mesa que habíamos elegido.
— Voy a terminar por prohibirle la entrada a tu novio. A Robert. — le había dicho su jefe haciéndose el serio.
— Lo lamento... No volverá a pasar...
—Si, como no...— sonrió—. Ve y toma tu lugar...
La chica que estaba en el lugar de Ariana, le devolvió su lugar justamente cuando había llegado nuestro turno de ser atendidos.
Ella ni se dignó a mirarme a mí cuando se acercó a nuestra mesa. Yo tampoco, no tenía cara para mirarla a los ojos. No era aquel Harold que había apostado conquistarla. Era otro que ahora se sentía una mentira. Mientras Nathan pedía su más esperado almuerzo.
— Tomé su orden... Que tenga un feliz día. — le dijo a Nathan, acabando aquel encuentro entre nosotros cuando nos llevó nuestra orden.
— Gracias...
Yo en esta ocasión me había limitado a pedir algo para mí. La realidad nada me apetecía. Ya que mi conciencia no me dejaba en paz.
En mi mente seguía aquel instante en que había logrado conseguir acercarme más a ella y fingir que me agradaba desde que la había visto la primera vez y como con aquello logré ser más que alguien que quería buscar ser su amigo. Solo lo había hecho pensando en aquella apuesta. Un juego que nunca debí jugar. Al cual nunca debí prestarme. Había herido a su corazón.
Un dulce corazón.
— Harold a tierra... ¿Me dirás al fin que te traes?.... El Harold que conozco no es exactamente el que tengo a mi lado.
— ¿Decir qué? — dije queriendo evadir aquel tema.
— Que te tiene así como aislado del Harold sonriente... En la práctica de futbol americano estuviste patético. Perdóname si te lo digo... Eres el Quarterback (Mariscal de campo) del equipo y próximamente nos enfrentaremos al equipo de la universidad UCLA.
— Lo sé... No me recuerdes el deber que tengo con los Los Southern California Trojans. Sé que soy un estudiante de la universidad del sur de california (USC)... — expresé secamente.
Mi mirada era la ventana a aquella verdad que mi silencio le ocultaba. Y la cual necesitaba ser expresada tras la presencia de un amigo. Pero ese no era precisamente el momento. Era lo que sentía en ese instante.
— ¿Es a causa de alguien? ¿Qué hiciste Harold? — expresó Nathan como si fuese mi hermano mayor.
— ¡Que no hice! — dije al recordar aquel pasado.
— Me temo que no es algo que se te haga fácil de contar..._—dijo al ver un gesto de rabia en mi cara.
— Más bien, es algo que nunca pensé que me llegaría a afectar.
— ¿Qué hiciste?
— Jugué con los sentimientos de alguien... Y después de dos años la he vuelto a ver. Y aunque nunca pensé que me afectaría verla frente a frente. Y ver cómo me odia. Creo que me equivoque...
— ¿Podría preguntar si es la chica que nos atendió?
— ¿Cómo lo sabes? — pregunté con cierto asombro.
— No es que lo sepa en realidad, simplemente que me causó extrañeza que te mirara con frialdad y distancia. Y antes de irse ni te miró. Era como si fueses invisible para ella...
— Es lo mínimo que me merezco...— sonreí con cierta arrogancia hacia mí mismo.
— Deberías pedirle perdón...
— Creo que sería inútil. Fue una apuesta para mí hace dos años... ¿Crees que quiera perdonarme por eso?... Es mejor que ni hablemos más de este asunto.
Ariana:
Respiré hondo y procuré recordarme que me encontraba en mi trabajo. Él no estaba allí. Jamás lo había vuelto a ver. Eso simplemente era un sueño y pronto despertaría. Sí, cuando él saliera de allí.
— Ariana, ¿te sientes bien? — me preguntó mi amiga Sophia.
— Nada... Solo que debo pedirte un favor.
— El que sea...
— La próxima vez que veas que entren esos dos... Por favor, atiéndelos tú.
— ¿Te hicieron algo?
— No... No me hicieron nada. Sólo que quiero mantenerme distante de uno de ellos. Es alguien de mi pasado y la verdad no quiero verlo más.
— Ariana... Está bien...— dio al ver que no quería hablar más de aquel asunto.
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Un nuevo capítulo.... Gracias por sus lecturas y votos :D
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Dije que te amaba... Pero mentí
RomanceHarold Spencer es el chico más popular y el capitán de fútbol americano del instituto. En el último año de preparatoria aceptó una apuesta, sin medir cuáles podían ser las consecuencias. Ariana Becker era la chica tímida y la rechazada de aquel inst...