Vuelo largo.

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10 horas de vuelo habían pasado. 10 horas en las que ______ había dormido como tres veces y estaba en la cuarta. A pesar de tener un cómodo asiento que se hacía cama, se las había arreglado para poder dormir cómodamente, aún con la barrera que dividía ambos asientos y estar cerca de mi. Su cabeza reposaba en mi pecho y su cuerpo se extendía a lo largo del asiento restante. Yo también había dormitado. La aeromoza se acercó y palmeo delicadamente mi hombro.

— ¿gusta algún aperitivo? — pregunto con el carrito de comida en el pasillo.

— Puede dejarme un vaso de nieve con galletas, un tazón de fruta y dos botellas de agua. ¿Por favor? — asintió y dejó lo que le había pedido en la mesa de enfrente. — Gracias — le dije y ella solo me sonrió. — Cariño... _______ ... Despierta cielo... — le hable bajito al oído pero no lograba despertarla. — ________ — esta vez moví su brazo y abrió un ojo solamente para observarme.

— ¿Llegamos? — pregunto adormilada.

— No cielo, pero te pedí un vaso de nieve. Tu favorita. — le sonreí y ella abrió ambos ojos esta vez. Se acomodó en su asiento y se tallo los ojos con ambas manos.

— Gracias amor. — me dijo y le pase el vaso de nieve. — ¿Tú qué pediste? — pregunto metiendo la cuchara en la nieve y luego llevándosela a su boca.

— Fruta y agua. Aquí hay una botella para ti también. — se la pase y ella la dejo en la mesa.

— ¿no te molesta perderte los placeres de la vida? Digo, sé que tienes que cuidarte y mucho, no queremos que pase lo de la última vez. Pero, si fuera mi caso, no sé qué haría si me prohibieran comer nieve. — vio con amor su vaso y yo reí.

— Tengo esto desde los 13 cielo, prácticamente he vivido así 10 años ya. Cuesta acostumbrarte al principio, pero debes hacerlo. Por ti, por tu bien y tu salud. Eso es primero que todo. — me observó un momento y dejó su vaso sobre la mesa. — ¿Ya no comerás?

— me siento mal haciéndolo frente a ti. Hubieras pedido también un plato de fruta para mí. — me decía viendo su vaso como si hubiera comido algo prohibido. Solté una risa un poco alta y volteo a verme.

— _______, no pasa nada. Lo pedí porque sé que te encanta y no perdería la oportunidad de verte disfrutar algo que te gusta. No debe de haber problema con eso. A parte tú te cuidas, sabes cuando parar y no creo que haya nada de malo en que comas un poco de nieve. — la observe y levante mi ceja.

— De acuerdo, pero solo será este vaso. Solo porque si lo dejo se hará agua.

— Cuando te conocí, compraste nieve en pleno invierno. Termínala anda.

Siguió comiendo su vaso de nieve y yo mi fruta. Cuando terminó tenía mucha sed y por eso le había pedido la botella de agua también. Sabía que lo dulce de la nieve le daría sed. Terminamos y platicamos de cosas sin sentido. Hasta que a _______ se le ocurrió un juego. Pregunta y respuesta, lo llamo ella. Ella hacía una pregunta y ambos la contestábamos. Luego yo hacia otra y ambos contestábamos también, para conocernos mejor.

— Yo primero. — me dijo acomodándose en su asiento. — Primero instrumento que aprendiste a tocar.

— La batería. ¿Y tu?

— Tocaba el arpa, pero solo con la guía. No pase de tocar Cumple años Feliz. — hizo una mueca y sonrío.

— Mi turno. — le dije y ella asintió. — ¿Alguna vez dijiste una mala palabra? o cual fue tu primera mala palabra.

— ¡oh por Dios! Cuando tenía 8 años mamá decía que decir "tonto" era una mala palabra. Yo enojada le grite tonta a mi hermana. Mi mamá escucho y me iba a pegar en la boca, cosa que no hizo porque termine girando la cara y me golpeó en la mejilla. Al día siguiente llegue a la escuela con la mano de mamá marcada y la maestra la regaño. Desde ese día mamá no volvió a hacerlo y yo tampoco — río haciendo un gesto de temor.

You're Much Better.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora