El Hambre De Anabela

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Imagino que esa noche,con la garúa encima y la neblina en mi contorno,también yo parecía un extraňo animal en busca de su presa.En realidad lo que buscaba era una compaňera sumisa,un plato caliente de tallarines rojos y una deliciosa cama con cobertores.Pero nada de eso encontré,sino todo lo contrario,las zarpas retraídas de un monstruo que no despedazó mis carnes sino mi vida.

Hacía rato que caminaba por el balneario,dando apacibles vueltas por la avenida y los parques,mientras disfrutaba del resuello rociado de la noche.Estaba a punto de llegar al tramo que más me gustaba:el puente.

Desde allí podia ver el mar como una llanura de metal fundudo y a los lados,el abrazo de la ciudad.Pensé que iba ser una noche común,que me quedaría mucho tiempo viendo el horizonte.Pero el destino me tenía reservado algo que me lleno de estupor:al principio me parecio un bulto cualquiera,pero a medida que me acercaba,la neblina fue apartandosé,presentandosé con mayor nitidez el cuerpo deliniado de una muchacha.

Ocupaba mi lugar de siempre y dr no haber estado tan cerca del precipicio,con esa actitud temerosa que muestran los suicidas,hubiera pensado que disfrutaba del panorama.Apreté el paso,me fui acercandome a ella,tratando de distinguirla mejor entre la llovizna y cuando la tuve a un palmo de mí confirme sus intenciones.