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Pero la vida no puede ser hermosa para siempre.Eso lo descubri en los meses siguientes, cuando empecé a darme cuenta,esta vez con verdadero terror,que anabela volvía a marchitarse, a perder su cabello,a cubrirse de esa sombra azulosa que prosperaba como una invasión de algas por todo su cuerpo.

Otra vez el cachorro empezo a apartarae, y en una ocasión incluso la agredio con sus pequeňos colmillos cuando ella lo cargo para baňarlo.
No pense que las cosas pudieran ponerse peor,pero una noche de octubre,cuando llegue a casa máa tarde,encontre a anabela languida en el sofá,con ojeras tan profundas que me hicieron pensar en la muerte.La casa en verdad olía a muerte.No entendí la magnitud de las cosas sino hasta que la propia anabela,sollozante me pidió perdón.

-No quise hacerlo,pero me ataco y no pude evitarlo.

Con una mano estremecida,apuntó hacia un rincón del cuarto,donde habia un montón de algo que me parecio familiar.Corrí a cerciorarme de que en efecto, se trataba de mi perrito.

Nada sino huesos,cuagulos y algunas hebras blancas ,solo eso quedo de eso que algún tiempo amé, mi perro.Con mis propias manos lleno de dolor y rabia,recogí lo poco que quedaba de mi amada mascota.

-Que has hecho!-le grite a anabela,lanzandoles residuos de carne molida que acababa de levantar- ¡Como has podido!

Ella siguio llorando en silencio,totalmente indiferente a mis gritos.Al verla tan destruida,tan fragil de pronto me llego la serenidad,la abraze,pero ella me aparto,toco el suelo con sus pies y se enamino al cuarto.

-Ya sabes lo que viene,espero que cumplas con tu promesa.

Antes de entrar aňadio:

-Y no tienes que preocuoparte por mis alimentos que yo me las arreglo.

Y se perdio tras la puerta de mi habitación.

El Hambre De AnabelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora