El Hambre De Anabela

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Los días empezaron a pasar sin treguas,mientras las cercanía de Anabela terminaba de sembrar en mí ilusión y enormes esperanzas de no quedarme solo al final de mis días y quizás por ello empezaba a hacer las cosas con más vehemencia:cada noche llegaba con regalitos para no parecer avaro,hacia lo indecible por rebajar la barriga que en esos aňos se había derramado a su antojo,encargaba rosas también.En fin, de la primera etapa con Anabela no puedo quejarme,fue perfecto.

Ella era una mujer callada,generosa,de grandes cualidades en la cocina.Mi mísero departamento nunca brillo tanto como en esos meses. A los pocos meses,era la seňora de la casa:el muchacho que repartia el gas la reconocía, los vecinos la saludaban.Quiza todo eso me empujó un día a pedirle qye se casara conmigo.

-Al final somos una pareja perfecta-le dije-solo nos faltaba dormir juntos.

Anabela sonrió tiernamente, y bajo la mirada.Movio la cabeza afirmativamente y me abrazo.

-Sí-sollozo-Sí claro eres un hombre tan bueno.

sin embargo su abrazo no fue eterno como yo quería.

-Anabela te pasa algo?.

-No-me respondió con una voz casi audible.

-Pero entonces por que te has puesto asi?

-Porque tengo miedo.

-De qué?

-De que no me entiendas,nosoy como el resto.

Ahora era yo quien estaba sumido en el mutismo,sin saber a que se referia cuando decia a que no era como el resto.Traté de sosegarme y tomando sus manos entre las mias le dije:

-Todos somos de alguna manera diferente,deja de martirizarte.

-No entiendes,soy una abominación.

-Vamos anabela,no tienes por qué ser tan dura contigo-intente calmarla-En el fondo todos tenemos nuestros propios demonios.Todos somos una abominación a nuestra manera.Mira estamos juntos saldremos de esto te lo prometo- y la abracé ahora con tanta fuerza que sentía que la desmenuzaba entre mis brazos.

-Estás mejor mi vida?-le pregunté,buscándola con la mirada.

-Sí-balbuceó ella-Sí pero prometeme algo.

-Lo que quieras amor mío,las propias estrellas si quieres.

-No quiero que hagas preguntas-descubrí miedo en su voz- Habrá momentos en que necesitaré estar sola. Cuando llegue ese momento,tendre que encerrarme en el cuarto, y tú no deberas entrar.Prométemelo.

Su pedido era muy raro, pero no me atreví a interrumpirle.

-Eso es todo lo que pido, si cumples con eso,seremos la pareja más feliz del mundo.

Por supuesto que se lo prometí.Sin saber que hacia le juré que la dejaría hacerlo.