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Esa noche,como pocas veces dormi sobresaltado,pensando que en cualquier momento mi invitada podía abandonar el departamento y en el peor dr los casos cargar con algunas de mis cosas.Soňe con imágenes inconexas,mujeres sin rostro,charcas de sangre y cuando desperté el sol me daba en la cara.

Me di cuenta que era sábado,no tenía que ir a trabajar.No me acordé de la muchacha hasta que sentado en la cama,vi mi saco colgado en el perchero.De un salto alcancé la sala y tal como me lo imaginaba,encontre el sofá limpio,con las mamtas y las sábanas dobladas sobre él.

Por inercia,mire a mis cosas por suerte seguían en su lugar.Retornaba meditabundo a mi habitación,acaso para volver a meterme a la cama y dormir hasta el mediodía,cuando escuche algo en la cocina.

Corrí a ella y tuve que detener mis ímpetus para no parecer demasiado evidente, mi invitada algo sorprendida,se volvía a verme.Finalmente pude admirarla:tenia el cabello tecogido y su rostro por primera vez,se mostraba sin miedo.

-Hola-sonreí.

-Hola, disculpa si me metí a tu cocina.

-No tienes que disculparte,me alegra que te sientas cómoda.

-He preparado el desayuno-me anuncio,mientras vertía agua caliente en tazas.

Mostraba el mismo talante de una esposa recien casada que teme desencantar al marido.Dispuso las tazas,los panes,la mantequilla y luego se sentó.Mientras servía,la observé a mis anchas,y me pareció realmente bella.Tenía un rostro blanco con pecas.Cuando me toco el turno,dejé de mirarla para ponerle mantequilla a las tostadas.

-Quiero agradecerte-me dijo ella de pronto-por lo de anoche.

-No te preocupes,fue un gusto ayudarte.

-Lavo los platos y me voy,no te molestaré más.

-Estas en tu casa-me apresuré a decirle.

Ella no respondió.Estuvimos un momento en silencio,hasta que me atreví a preguntarle su nombre.

-Anabela-respondiò.

Le pregunté de donde venia y me confesó que no era de la ciudad,que venia de lejos.Yo le dije que una mujer tan hermosa,no podia ser de un lugar tan feo como este y por primera vez la vi sonreír.

-Y a que te dedicas?

-A lo que se pueda-me dijo-aveces vendo cosas.

-Maquillajes?

-Sí,también.

-Y tienes familia?

-No tengo a nadie.

-Enserio?

-Nada-dijo-ando sola en el mundo.

Anhelaba que anabela se quedara eternamente conmigo.Malsano deseo que me arrastraría a esta pesadilla.

El Hambre De AnabelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora