Ben llevó a Carlos al médico, cuando le llamaron para entrar a consulta el rubio quiso ir con él pero no le dejaron así que decidió esperar en el patio del centro. Una hora más tarde Carlos salió de el lugar, llevaba una escayola en la nariz y un sobre en la mano.
—¡Hola!— Dijo el peliblanco.
—¡¿Pero que te ha pasado?!— Exclamó Ben preocupado.— Déjame ver el parte médico esto...
—Toma,— Carlos le cedió el sobre.— Y me llamo Carlos.
—Carlos... Bonito nombre.— Dijo el rubio con una sonrisa provocando que Carlos se sonrojada ligeramente. Examinó dentro del sobre y sacó unos papeles.—Vamos a ver...— Ben intentó descifrar lo que decía en el papel pero no entendía ese lenguaje.
—Déjame a mi.— Carlos le quitó los papeles y los leyó.—Dicho de forma simple me he fracturado el tabique nasal.
—¡No pensé que fuera tanto!— Se sorprendió Ben.
—No me duele, no tiene importancia.— Le tranquilizó Carlos.
—Si tú lo dices...¿Te gustaría tomar un helado?— Dijo Ben.
—Me encantaría,— La respuesta provocó una sonrisa en el rubio.— pero no tengo dinero.
—Oh no, yo pago.— Ofreció el joven.— Digamos que es mi disculpa por lo del balón.
—Está bien.— Sonrió el chico de pecas, le hacía feliz que alguien le prestara atención por una vez. Cuando se disponía a caminar junto a Ben, su teléfono comenzó a sonar. Lo examinó y en la pantalla se proyectaba "Cruella", sí Carlos y ella no tenían una relación cercana y no le consideraba su madre, no quería cogerlo pero si ella le llamaba debía ser importante.— ¿Diga?
—¿Carlos?¿Eres tú?— Preguntó su madre por el teléfono.— Hijo vuelve a casa por favor, tenemos que hablar de algo importante.— Cruella hablaba con un tono de tristeza falsa y manipuladora.
—Que sí, ya vuelvo.— El chico no tenía ganas de hablar con su madre pero echaba de menos estar en su habitación, y sólo había pasado unas horas fuera. Carlos colgó a su madre y miró hacia el frente, se había olvidado del rubio que estaba junto a él.— Oh Ben, lo siento pero tengo que volver a casa.
—¿Problemas familiares?— Bromeó Ben, el rostro del peliblanco se puso serio y el chico rubio pensó que había metido la pata.— Vaya... Mejor me callo.
—No importa.— Dijo el chico de pecas, extendió su brazo para coger la mochila que había traído pero cuando la levantó dejó caer de ella unas libretas en las que guardaba sus bocetos y diseños.
Carlos se agachó a recogerlas y su mano se cruzó con la de Ben, se miraron a los ojos y se ruborizaron levemente aunque ninguno apartó la mano. Unos segundos después despertaron del trance en el que parecían estar y apartaron las manos.
El rubio recogió las libretas y las observó con curiosidad, decidió abrirlas para ver lo que había en ellas pero la que abrió contenía dibujos de todo tipo, no eran diseños de aparatos, habían dibujos de todo tipo como paisajes, personas...
—¡Guau!— Exclamó impresionado Ben.— ¡Tienes auténtico talento!— Carlos miró hacia él.
—¿Qué?— El chico de pecas estaba mirando su mochila y no había visto a Ben abrir su cuaderno.— ¡Espera, no sigas pasando páginas!— Carlos arrancó la libreta de las manos del rubio ruborizado, el chico sintió curiosidad por lo que habría pero decidió dejarlo de lado.
—Lo siento.— Dijo Ben colocándose la mano sobre la cabeza.
—Tranquilo, no pasa nada.— Le respondió Carlos.— Debo irme ya.
—Deja que te lleve.— Ofreció el rubio con una sonrisa.— Así llegarás antes.
El plan de Carlos no era llegar pronto pero aún así aceptó, se sentía cómodo junto al joven rubio.
Carlos y Ben subieron a la moto y el rubio siguió las indicaciones del más pequeño para llegar, cuando lo hicieron Carlos bajó de la moto.
—Gracias por traerme.— Le agradeció el chico de pecas con una sonrisa.
—No hay de qué.— Ben extendió su mano, en ella había un papel. Carlos lo cogió y observó lo que había escrito, era un número de teléfono.— Mándame un mensaje si quieres que quedemos algún día para jugar a la pelota y eso.
—Vale, pero no me la lanzarás a la cara,¿No?— Los dos chicos rieron juntos, se despidieron y Carlos se preparó para entrar.
Quería entrar sin que Cruella se enterara de ello así que decidió coger la llave de repuesto que guardaban en una pequeña caja fuerte camuflada en la fachada de la casa. Abrió la puerta con sigilo, la cerró de la misma manera y se dispuso a caminar hacia su cuarto pero cuando se dió la vuelta una mujer con un gran chaleco de piel se yerguía ante él.
—Carlos cariño.— Cruella corrió a abrazar al pequeño y éste no tuvo tiempo para rechazar el abrazo, aunque cuando el chico de pecas fue a quitarse a su madre de encima ella sacó unas esposas de la manga(literalmente) y esposó al joven.
—¡¿Pero qué...?!— Carlos intentó gritar pero su madre le puso cinta en la boca y no podía articular palabra alguna.
—Sabes que no me gusta hacer esto hijo,— No era la primera vez que Cruella hacía esto pero siempre agobiaba a Carlos.- pero esta es la única forma de que aprendas que eres una simple carga que tiene que obedecerme.
La malvada mujer llevó a su hijo a rastras a través del pasillo, no estaba ninguno de los empleados así que Carlos no tenía quien le socorriera. Llegaron a una puerta negra que estaba cerrada para los que trabajaban en la casa, sólo Cruella y su hijo sabían lo que había en ese lugar. Cruella abrió la puerta e introdujo a Carlos primero dentro de la oscura sala, luego entró ella y agarró la puerta.
—Estás podrido...— Dijo Cruella con una voz de loca—...hasta la médula.— Cerró la puerta y quedó dentro de la oscura habitación junto a su víctima.
El joven estaba histérico e intentaba chillar, la nariz le dolía mucho, las esposas le apretaban y estaba a punto de romper a llorar.
¿Qué se ocultará tras la puerta negra?
Capítulo dedicado a @KatiOrtiz felicidades❤
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¿Te ayudo?~Benlos Fanfic
De Todo-¿Necesitas que te eche una mano, Carlos? -¡No, yo puedo solo! Los personajes pertenecen a disney. La historia no ocurre en el mundo de Los Descendientes, es un mundo alternativo. Contiene partes de sexo entre chicos, si no te gusta no lo leas.