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O N E ✅

Tengo una sola maldita pregunta y es... ¿Cómo es que no hay nadie vivo en una ciudad? Llevo tres años aquí en Estados Unidos, ya que supuestamente esto sería un viaje de turismo, pero todo terminó mal apenas pisé el aeropuerto...

Flashback:

—Bienvenida. Disfrute su estadía y que tenga muy buen día.

—Gracias, igualmente -sonrío amable.

Camino con mis maletas hasta la salida para esperar al taxi que me llevará a la casa de mi tía.
Una multitud de personas se ve en la gran sala. No me preocupo, de todos modos son vacaciones y supongo que los turistas vienen por montones.
Al visualizar unos asientos en la sala de espera, voy trotando hasta allá para luego sentarme sobre uno esperando a que sean las 11:00 a.m. y el taxi venga por mí, ya lo habían reservado para mí antes de venir.

—Hola -escucho detrás de mí-

Volteo a ver quién me saluda.
Son dos jóvenes, una chica y un chico, al parecer son hermanos, ambos rubios y muy simpáticos.

—Uh, Hola -trato de sonreír.

—¿Primera vez que vienes a Estados Unidos?

—Sí, bueno no. En realidad ya había venido antes, con mi familia. Pero esta vez vengo sola.

—Nosotros también hemos venido solos -sonríe la chica- somos de Alemania.

—Oh... -ya no sé que más decir, por lo que me quedo callada, pero segundos después una interrogante aparece en mi mente- Oigan, ¿saben por qué hay tanta gente aquí?

—No, la verdad no, solo sé que los vuelos están cancelados, tal vez la razón sea esa.

—Dicen que no dejarán salir a nadie del país porque hay una enfermedad que se está propagando -habla el chico, que está con audífonos mirando la pantalla de su móvil.

—Y ¿Cómo sabes eso?

—Lo acabo de escuchar -señala sus oídos- está en todas las redes también.

La chica y yo nos miramos frunciendo el ceño. Luego de segundos, negamos con la cabeza y nos sonreímos.
Vuelvo a lo mío, o sea, esperar a que el tiempo corra más rápido, claro, no ayuda en nada el hecho de quedarme a mirar el reloj...
Minutos después decido ponerme a escuchar música, pero un grito desgarrador me alerta. Inmediatamente me paro de mi asiento al igual que mis acompañantes y buscamos a la persona que ha gritado. Fue imposible, ya que un grupo comienza también a gritar, de pronto una multitud empieza a correr por todos lados, asustando a la gente a su alrededor.

—¡¿Qué está pasando?! -le grito a un hombre que detengo de su escape.

—Un maldito loco mordió a su esposa y continúa haciéndolo -dice muy asustado tratando de zafarse de mi agarre.

—¿Qué? -pregunto graciosa.

—¡Corran! -es lo último que dice aquel hombre, luego de correr al igual que todos.

—¿Es en serio? -me digo a mí misma, negándome a creer en esa idea tonta. Por favor, en pleno siglo 21 quién le haría eso a una persona, mucho menos en público, o sea qué asco. Es imposible- Seguro es una cámara escondida...

Dejo mis maletas a un lado para poder pararme sobre las sillas y al menos poder ver el paisaje de "el mister canibal".

A unos 5 metros de mí, logro divisar un grupo aglomerado de alrededor 12 personas arrodilladas, como si estuvieran rindiendo culto a algo o alguien.