Apocalipsis zombie.
No es ficción, es la vida real.
Donde conoces a personas quienes se vuelven parte importante para ti, pero luego con el pasar del tiempo desaparecen.
Sin embargo, siempre tengo en cuenta y sé que debo seguir mis instintos, mi cam...
Mientras vamos camino al invernadero, decido ir a tomar un pequeño descanso.
La verdad es que ni me fijo en dónde caigo a dormir, solo estoy muy cansado...
Cuando siento a alguien más observándome, abro mis ojos de forma inmediata.
Ella está frente a mí. Slay, recostada en la misma cama que yo estoy, sosteniendo su hermosa cabeza con su brazo.
Ella al ver que despierto algo asustado me sonríe coqueta y tiernamente, mi mirada se va a su cuerpo al lado mío.
Está desnuda, o bueno, mejor dicho está solo en ropa interior muy sexy. ¿Dónde está la cámara escondida? ¿Esto está pasando realmente?
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Me asusta el hecho de que ella esté aquí así, por lo que decido pararme de la cama para irme. De nada funciona, porque de lo tan nervioso que me encuentro en ese momento, en mi intento de salir de la cama, me caigo. Ahí es cuando me doy cuenta que estoy en la habitación de ella, lo supuse porque no he visto esta habitación, ella nos prohíbe entrar aquí, o bueno hasta ahora. Yo estoy aquí.
Slay suelta un risita, me pongo de pie rápido, ella se pone de pie también pero en su cama, mirándome como un puma mira a su presa. Y yo admiro su cuerpo.
— Eso te iba a preguntar a ti -se acerca lentamente a mí, yo no hago nada-
Cuando está lo suficientemente cerca de mí, toma mis manos con las suyas y las posiciona sobre su cintura. Un calor se apodera de mí al sentir su piel en mi tacto, es tan suave, a pesar de todo. Pude notar que en su espalda ya no está más esa herida que Jared curó.
— ¿No est... Estabas mo... Molesta conmigo? -OK, esto es ¿excitante?.
— Lo estaba, hasta hace unos minutos... Luego vine a ducharme aquí -Oh por DIOS! Hasta el tono de su voz ahora es sexy. ¿Sexy? No suelo usar esa palabra, ni en mis pensamientos- y te encuentro durmiendo en mi cama como un bebé. ¿Qué pretendías hacer aquí en mi cama? -muerde su labio.
— Yo no.... Oh! -gimo al sentir cómo Slay besa el lóbulo de mi oreja y mi cuello- Oh. Dios.
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