CAPÍTULO 2. LLEGA LA MAÑANA

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Gaia

Otro día empieza y por fin puedo ir a dormir, llevo toda la noche trabajando en esta esquina y sólo quiero descansar.

- Bueno querida ya salió el sol, vámonos a la pensión y descansamos, tenemos que recargar energía para esta noche.

Esta noche, otra noche, como todas las demás pero más movida, gracias a que la gente tiene más dinero para gastar en fin de mes.

Los hombres vienen a buscar diversión en la noche; casados, solteros, jóvenes o viejos no importa...solo somos pedazos de carne que compran para un rato, hombre mujer no importa, niño o niña, no interesa; otra noche sobrevivida en un mundo sin esperanza.

- ¿Vamos o no? tengo sueño Gaia - se quejó Isa - Ven, sabes que nos protegemos mejor estando juntas.

- Disculpa Isa, vamos a dormir... ya aquí no hay nada más que hacer.

Lentamente nos acercamos a la pensión donde hemos vivido juntas hace más de 3 años, la verdad es que antes de conocer a Isa yo iba de un lado al otro y muchas veces dormía en las calles, el día que nos conocimos ella estaba trabajando en una zona muy concurrida al norte de la ciudad.

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3 años atrás...

Lo recuerdo bien, sobre todo por el hambre que sentía...

- ¡Ey! llevo 4 horas y 2 clientes y siempre que te miro no dejas de temblar, es molesto ¿sabes?

Molesto... Esta (no se lo que sea) me dice que le molesta mi temblor, ¿¡pero qué...!?.

- Disculpe su "majestad" si la molesto con mis temblores.

Le digo en el tono más sarcástico que puedo. Aún no he definido si es hombre o mujer, lleva un vestido muy corto y un escote que deja ver parte de sus senos (muy bonitos a decir verdad, demasiado... ¿cómo decirlo? redondos y muy firmes para que sean naturales), muy bien maquillada. Además es discreta, no se lanza encima de cada carro que pasa, ella espera y sus clientes llegan directamente a buscarla, o eso note viendo como la llamaban para que se subiera a sus autos.

Unas horas después cuando regresó de hacer "un trabajo", se acercó y puso a mi lado una hamburguesa.

- ¡Come! mientras este aquí no quiero verte morir de hambre.

- ¿Por qué? –nadie nunca me había ayudado así que tuve que preguntar.

- Tal vez por esos ojos que sobresalen debajo de todo ese mugre, quizá fastidio, o simplemente sea lastima, no lo sé... ¡solo come!.

No tuvo que repetirlo, en 2 minutos ya no había rastro de la hamburguesa.

- Gracias.

- De nada, ¡espero que eso sirva para que dejes de temblar!.

- Lo intentaré.

Desde entonces ella me ha ayudado; primero con comida, luego enseñándome a trabajar y después protegiéndome de Hadad y sus chulos, ellos nos detestan. Somos algo así como trabajadoras independientes, lo que nos permite vivir un poco mejor, eso también gracias al respeto que Isa se ha ganado, ya que por ser una muy bella transexual tiene la delicadeza de una mujer pero la fuerza de todo un hombre al momento de defenderse.

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Gaia deja de recordar y regresa a la realidad.

- ¿Quieres comer algo Isa?

- No gracias, comeré después, estoy muerta, mis clientes favoritos me tuvieron muy ocupada... me duele todo.

- Voy a bañarme y me acostaré a dormir, la noche fue larga.

Isa me observa por un momento y me dice - Desde que te "adopté" no ha habido noche mala para ti, debe ser por tus ojos, fue lo mismo que me atrajo la primera vez que te vi.

Entro al baño y después de lavarme toda la porquería de la noche anterior, todos los besos y caricias comprados, me siento un poco mejor. A veces me pregunto ¿qué pensarían mis clientes si supieran lo que pienso de ellos? el asco, el fastidio... aunque grito para hacerles creer que disfruto, realmente no siento nada, nunca siento nada. Me miro al espejo y veo mis ojos, es lo único que veo ya que el vidrio está cubierto con el vaho de la ducha, siempre me dicen lo mismo "tus ojos me atraen", "tus ojos son diferentes", mis ojos... que lo único que tienen de especial es que cambian de color; a veces verde, intensos como las esmeraldas, otras azules, profundos como el mar y otras violeta, tan delicados como las flores.

Como algo y voy a dormir, esta noche no puedo faltar, esta noche intentaré cambiar mi vida.

RENACIMIENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora