CAPÍTULO 22. GAIA

67 9 1
                                    


Estoy cansada, toda la noche estuvimos atendiendo heridos...fue impresionante ver como todos se unían para ayudar, fue como si todo fluyera...en un minuto los doctores y las enfermeras daban indicaciones de lo que había que hacer, cuando todo estuvo controlado salí a caminar, he caminado toda la noche; el sol ya casi sale, me doy cuenta que llegue a un riachuelo y me siento a ver los colores del cielo, nunca había podido ver estos colores...el smog de Sedom no permite ver el color del sol o las nubes... nunca puedes disfrutar del amanecer. Mientras pienso en todo lo que ha pasado hasta ahora, comienzo a sentir un olor extraño...un olor a podrido; me levanto y busco el origen de ese olor, sigo el río y en un pequeño pozo donde el agua se estanca veo peces muertos. Al acercarme no noto nada extraño, pero cuando hundo mis dedos en el agua, siento una sensación de muerte y siento como el agua atrapa mi mano; no me permite moverme y en ese momento veo imágenes en mi mente...son personas, con sacos; vertiendo un polvo blanco en el agua...en los nacimientos de los ríos...me concentro y veo la insignia, una calavera...ese polvo es ¡veneno!. El agua suelta mi mano y yo salgo a correr, buscando al general Khan...¡Gejena ha envenenado el agua!.

Llego a la casa del General y entro corriendo, menos mal todos están desayunando, se les ve el cansancio en los rostros.

-¡EL AGUA ESTÁ ENVENENADA!.- Grito, deteniéndome en la puerta para tomar aire.

- ¿Qué..cómo lo sabes?. - Pregunta Larissa.

- Camine durante un rato y llegue a un campo donde había un riachuelo, sentí un olor a podrido y habían peces muertos en una parte donde el agua estaba estancada. No sé cómo explicarles pero háganme caso, el agua está envenenada...miren los campos, algunos están quemados y no he visto que haya hecho mucho sol...¿o si?.

Todos se miran algo confundidos por la nueva información.

-Tienes razón en lo de los campos, hace como un mes comenzaron a secarse y morir, pensamos que era el clima o tal vez algún bicho pero no encontramos nada. - Dice el General-. ¿Por qué debería creerte?

- Y...¿por qué no?. - Pregunta Jota-. Deberías escucharla, un simple análisis del agua nos dirá si es verdad o no.

- Pensándolo bien, algunos niños han estado enfermos y los doctores no han descubierto las causas. - Dice Valentina-. ¡Dios mío!, estos desgraciados nos están envenenando.

El General llama al hospital y solicita unos análisis del agua, los pide con urgencia y ordena que no rieguen los campos con el agua del río.

- Bueno, no podemos hacer nada más...tenemos que esperar los resultados, por ahora ¡todos a dormir!, al menos por un rato; nos lo ganamos después de la nochecita que pasamos. - Dice el General.

Todos suben a descansar pero Jota detiene del brazo a Gaia cuando va subiendo la escalera.

- ¿Podemos hablar Gaia?.

- Si claro.

Salen a pórtico y se sientan en un sofá que hay allí. Gaia comienza a temblar, no por miedo; sino por la necesidad de que ese beso se repita...ahora Jota no oculta su rostro bajo la capota de su gabardina y puede ver con detenimiento lo guapo que es, nota que en su rostro una barba incipiente se asoma...se ve sexy, le da un aire rebelde.

- ¿Qué viste?. - Pregunta Jota mirándola directamente a los ojos.

- ¿No te entiendo?.

Jota se aproxima mucho más a Gaia, ella puede sentir como su corazón quiere salirse de su pecho; quiere estar con él...comienza a imaginarlo desnudo.

RENACIMIENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora