CAPÍTULO 3. LA MISION

120 16 2
                                    


Jota.

- Padre por favor déjame ir a buscarla, es la última oportunidad que tengo para cambiar esta situación sin que tú intervengas, ¡Te lo suplico, déjame ir!.

- Ya fuiste antes, tuvieron su oportunidad y no la aprovecharon, ¿ acaso no te basta todo el tiempo que les he dado?, ¡YA ES SUFICIENTE!.

- Padre te lo suplico, por última vez déjame ir...

Las heridas en mis muñecas comienzan a sangrar y manchan los vendajes que llevo - mi padre se da cuenta -.

- Uhmmm, ¿aún no sanan?.

- Sabes que son mi estigma, no sanaran a menos que la encuentre.

- Sabes que no es la única opción hijo, si solo no quisieras darle más largas a esto y tomaras tu lugar... todo sería más rápido y no tendrías que llevar esta dura carga sobre tus hombros.

- Padre, sabes que no puedo... no puedo y no quiero solo necesito una oportunidad más.

- ¡¡¡YA TE HE DADO MUCHAS OPORTUNIDADES!!!, y no solamente a ti a ellos, hijo por favor no insistas.

- No puedo dejar de hacerlo, no puedo dejar de luchar sabiendo que hay una oportunidad.

Mi padre lo piensa un rato y colocando su cabeza entre sus manos me dice.

- Está bien, pero iras acompañado y no podrás usar ningún privilegio para lograr hallarla, ¡está claro!.

- Pero....

- Pero nada, ni un solo privilegio, ni dinero, ni contactos, nada.

- Y ¿quién me acompañaría?.

- Gabriel, es mi mejor escolta y sabré que estarás bien cuidado, además Hadad ha sabido ocultarla muy bien, ni siquiera sabemos dónde está el.

- Lo sé, pero solo me queda un lugar a donde ir a buscar, sabes bien que llevo mucho tiempo haciéndolo.

- Esta bien, sabes que si encuentras a Hadad la encuentras a ella y no es seguro que te acepte o te crea.

- Correré el riesgo y si fallo, volveré a tomar mi lugar y por mi mano cobrare justicia, cumpliré tu voluntad de una forma o de otra Padre.

- Esto lo hago únicamente por amor a ti, sabes que no hay nadie más en el mundo que tenga corazón, todos han sido infectados por la ponzoña de Hadad y su señor, solo unos pocos han soportado, sobre todo los del pueblo de Drusila, pero a dónde vas... allí no queda más que gente vacía, gente sin corazón.

- Todos menos una. - Le digo a mi padre mirándolo a los ojos.

- Tienes 1 año a partir de hoy para encontrarla, después de eso se hará mi voluntad.

- Un año entonces, dile a Gabriel que lo espero en la puerta tenemos que irnos ya.

Me dirijo a la puerta y es cuando siento que algo quema mi cuello, al mirarme en el espejo veo un tatuaje, como una quemadura en mi piel en forma de "J" pero atravesada por una línea que dejaba entrever la letra y también le daba forma de cruz, - Solo miro a mi Padre.

- Ninguna ayuda mía, pero nuestros aliados reconocerán la marca; ellos te colaborarán, lleva armas también... si se encuentran con Hadad y su señor deberán pelear.

Sigo sus consejos y nos armamos con Gabriel, aunque no es mi costumbre soy muy bueno con la espada y sé cómo defenderme, Gabriel está acostumbrado a la lucha así que lo único que me dice es como ocultar las armas en nuestras gabardinas y mochilas y partimos.

- Bueno ya que te voy a servir de niñera, me podrías decir ¿a dónde vamos J...?.

- Jota!, dime así de ahora en adelante, usare mi nombre cuando llegue el momento.

- Que misterioso, está bien "Jota" ¿a dónde vamos?.

- Vamos a Sedom, tenemos que encontrar a alguien.

- ¿A Sedom, pero te das cuenta que nos estamos metiendo en "la boca del lobo"?, de haber sabido que era una misión suicida ¡traigo más armas!.

Tiene razón es una misión suicida, pero no hay más salida que esta... debo encontrarla, debo salvarla y así podré salvarme.

Nos quedamos en silencio mientras emprendemos el viaje a Sedom, aquí comienza nuestra misión.

RENACIMIENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora