Capítulo 8

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Media hora después de que Harriet me contesto el ultimo mensaje, toca el timbre, abro la puerta y me tiende una caja de pizza.
Nos sentamos a la mesa y tomamos una rebanada cada quien. ¡Está deliciosa!
- Mmmm, y dime, ¿qué hay de nuevo nena?
- Mm, pues—digo mientras mastico—tengo que estudiar.
- Bruh, siempre estas estudiando.
- Si, ¿algún problema?
- Vamos nena, necesitas descansar y divertirte un poco mas.
- Ah, ¿para qué? Así no tendré un buen futuro.
- A nadie le importa el futuro, yo prefiero vivir el hoy sin pensar en el mañana.
- Tu eres un irresponsable—digo bruscamente.
Guarda silencio y disfruta su pizza, al cabo de veinte minutos sonríe.
- Te he traído una sorpresa—dice mientras toma mi mano.
- ¿A si?—digo confundida y quito mi mano.
- Si, revisa la mochila.
- Okay.
Me levanto de la mesa y camino hacia su mochila. Comienzo a abrir todos los cierres hasta que encuentro mi sorpresa: una Dr. Pepper.
- ¡Wow!—digo sorprendida—¿Dónde la has comprado?
- Me las han traído de regalo, no se de dónde son exactamente, pero yo prefiero una Coca-Cola. Por eso te las traje.
- Espera, estas diciendo que, ¡¿qué hay más?!
- Eso digo.
- ¡Harriet!—digo mientras le doy un abrazo—Muchas gracias, te amo por esto.
- Lo se nena, todas me aman, es un don.
Cuando dice eso, lo golpeo en el brazo y me río.
Bebo la soda mientras el me mira en silencio, no puedo evitar sonrojarme y él se limita a sonreír.
- ¿Qué?—digo con el trago de soda aún en mi boca.
- Nada, es sólo que eres muy hermosa.
- Pffff—escupo el refresco—¿Es enserio? Hahahaha.
- No sé porque es gracioso. Nena, bah... He querido decirte esto desde hace mucho tiempo.
Oh dios, esto no esta pasando.
- Si esta pasando, y es genial.
- Shhhh—le digo a mi conciencia.
- Victoria, yo tengo que decirte algo.
- Aja...—digo nerviosa.
- Tu.... ¡Tienes un fideo en la papada! Hahahahaha
Frunzo el ceño y el continua.
- Debiste ver tu cara, hahahaha, ¿creías que te declararía mi amor?
- Si, por eso me asuste. No es por nada pero jamás seríamos algo, haha. 
- Lo siento, no eres mi tipo. Hahaha.
- ¿Tu tienes un tipo? Ah, claro, las que se visten como zorras y se creen bonitas.
- ¡Hey! No seas desagradable, eres una dama, habla como tal.
- Oh, discúlpame—digo poniendo mi mano en mi boca—No quise insultarte, sólo quería insultar a tus amiguitas.
- Decuida, delicada dama, te perdono.
- Hahaha, somos un desmadre.
- Que así sea siempre.
- ¡Salud! Hahaha.
Después de terminarnos la pizza, decidimos ver una película.
- ¿Que tal, "Guerra Mundial Z"?—digo emocionada.
- Mmmm no, mejor "Música, amigos y fiesta".
- Vale, sólo porque Zac Efron es Cole.
- Yo hubiera sido Cole, pero me dijeron que no querian a alguien taaan guapo, hahahaha.
- Claro, si tu lo dices debe ser verdad, hahaha.
Pasamos los primeros cuarenta y cinco minutos de la película en silencio, de pronto Harriet me toma del brazo. Realmente ignoro esto, pero después sube la manga de mi sudadera y me suelta un manotazo en la muñeca. 
- ¡Ouch!—grito demasiado fuerte— ¡¿Qué mierdas te pasa?!
- Explícame eso-dice señalando mi muñeca.
- No...no se de que hablas—digo tartamudeando.
- ¡Victoria! ¡Prometiste no hacerlo nunca mas!
- ¡Harriet entiende que no puedes obligar a alguien a vivir!
- Claro que puedo, porque no quiero verte morir—veo como las lágrimas recorren sus mejillas—¿Acaso no entiendes? Tu vales mucho para mi, mucho.
- Está llorando, ¿que vas a hacer?
Decido actuar por impulso y me lanzo a sus brazos, las lágrimas recorren mi rostro y no las puedo parar.
- Carajo, no llores, pareces un bebé.
- Harriet, perdóname. Es sólo que...Gustavo... Me hace mucha falta, tu sabes todo lo que él significó para mi y por eso creí que lo entenderías.
- Nena, no es cuestión de entender, sino de sentir. Yo sé todo lo que sientes y de verdad lo lamento, pero no puedes quedarte estancada en ese momento porque el mundo sigue su curso y tu vida igual—su voz comienza a sonar entrecortada—A pesar de todo, no podrás detener o regresar el tiempo. Atesora los buenos momentos que pasaste con él y sigue tu vida.
- Harriet yo....
- No, no digas nada. Espero que cuando lo entiendas, te des cuenta de que todo lo que has echo es desperdiciar lo único que jamás vas a recuperar—hace una pausa, se seca las lágrimas y sigue—tu tiempo.
Adiós nena.
- No, Harriet no te vayas.
Pero cuando digo esto ya es tarde porque Harriet ya había cerrado la puerta.

¿Qué acabo de hacer? Rompí su confianza y después le dije cosas terribles.
Lo tengo que arreglar, pero no puedo esperar a mañana.
- ¡Corre! Ve por él. ¡Ve tras tu hombre!
- Eso haré, ya perdí a Gustavo, no lo perderé a él también.
Salgo corriendo de la casa y comienzo a buscarlo con la mirada, pero no lo veo, comienzo a angustiarme.
- Y si le paso algo— digo nerviosa—No, por favor no.
Mil y un imágenes de Harriet herido pasaron por mi mente.
- Piensa en positivo, él esta bien, ahora tranquila Vicky.
- Victoria deja de hablar sola, si alguien te ve te dirá que estás más loca que antes.
- No estoy hablando sola, estoy hablando conmigo misma. Además, ¿no te preocupa Harriet? Eres yo, así que debes estar preocupada.
- No creo que le haya pasado algo malo. Tu cabeza esta inventando cosas.
- Ah claro, mi amígdala. Convierte cualquier situación en un temor mas.
De pronto un sonido interrumpe mi charla, parece un coche derrapándose. Ay no, acaban de atropellar a alguien.
- ¡No! ¡Harriet!
Corro lo más rápido que puedo y veo como la gente se reúne alrededor.
- ¡Harriet!—digo sollozando—¡Harriet no!
¡Por favor!
Cuando llego, veo que no es Harriet y me siento algo apenada.
- Nena, ¿está todo bien?
- ¡Harriet!—exclamo mientras me lanzo a sus brazos—Estas vivo.
- Si.
Ambos volteamos, cuando reconocí el rostro del herido mi mundo se fue abajo, de nuevo.

Mi nombre es VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora