Cobarde

55 3 0
                                    

Emma se recorre hacia la ventana para que tome asiento a su lado. Ella busca mi mirada y yo intento evadirla mirando fijamente mis manos que sólo me dejan en evidencia ya que no puedo dejar de juguetear con mis dedos.
–Hola, Jay. ¿Como te va?– dice nerviosamente. Cielo Santo, su voz hace que mi corazón se agite dolorosamente. Volteo y sus ojos esmeralda se clavan en los míos con una tristeza intentando ocultarse. Sonríe levemente, pero sonríe. Mis ojos van a llenarse de lágrimas y regreso mi rostro a su posición inicial.
–Bien...– Mi voz tiembla un poco. –Quiero decir, ya sabes, lo de siempre, ir a la escuela y a casa–. Tengo curiosidad por su repentina decisión de tomar el autobús, tal vez terminó con Erick, así que me armo de un poco de valor y la miro de nuevo. –¿Y tú, que tal con lo de Erick? Sueles ir con él al colegio. Hace tiempo que no te veía en el autobús–. Ahora es ella quien mira fijamente sus manos y se remueve un poco en el asiento.
–Él... Él no estará lo que queda del año en el colegio. A su padre lo transfirieron a California, a Los Ángeles–. Oh, vaya. Ahora comprendo su tristeza.
–Ya veo...– No se qué decirle, tal vez que volverá pronto, quiero decirle cualquier cosa que la conforte pero no encuentro ninguna.
–Sí–. Ella voltea hacia la ventana y seguimos en silencio el resto del camino.

Cuando llegamos me levanto y le cedo el paso, me mira y sonríe.
–Fue bueno charlar contigo de nuevo,– dice. –aunque solo fuera un momento.
–Sí, que tengas un lindo día.
–Tu también, nos vemos.
Realmente no creo que haya sido una buena charla, no puedo pensar mucho cuando estoy con ella. Todo se reduce a intentar que mi corazón no lata tan fuerte al grado que ella lo escuche y note lo nervioso que estoy.

Cada uno toma su camino cuando bajamos del autobús. Me dirijo a la entrada donde están los gemelos Dan y Dave esperando por mí al pie de las escaleras. Con lo de Emma no noté que no tomaron el autobús.
-–Hey, Jay. ¿Era Emma quien bajó del bus?– pregunta Dave
–Sí, era ella.
–Oh, vaya. ¿Habrá terminado con Erick?
–No lo sé. Pero él ya no vendrá al colegio.
–¡Wow! ¿Lo expulsaron? No veo el motivo, no es un mal chico.
–A su padre lo transfirieron a Los Ángeles–. Veo a Emma caminar al estacionamiento donde la esperan sus amigas.
–Y tu sabes eso porque...– interviene Dan mirándome con curiosidad y yo vuelvo la mirada al suelo.
–Tal vez Emma y yo charlamos un poco en el autobús– digo tratando de fingir indiferencia.
–¿Y te dijo que terminó con él?
–No, se veía triste, pero no parecía que hubiesen terminado.
–Ya veo,– dice David –Tal vez Emma vaya a la universidad en Los Ángeles y continúen con lo suyo.
Maldición. Tiene razón, ella lo seguiría al fin del mundo si fuera necesario.
–Tal vez.– La impaciencia me invade, necesito caminar -Será mejor que nos vayamos, necesito pasar a mi casillero antes de clase.– Los chicos asienten y nos dirigimos al pasillo de casilleros sin decir otra palabra.
Estoy seguro que están ansiosos de preguntar cómo me siento al respecto. La verdad es que no lo sé. No podría decir que tal vez tendré una oportunidad con ella, soy demasiado cobarde.

El Viejo Sauce.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora