Entro al salón y me dirijo a mi lugar. Hasta hoy esta clase era mi favorita ya que es la única en la que no tengo compañero de asiento pero eso cambiará ya que hay una chica que no había visto antes sentada en el sitio de al lado. Es un poco extraña, su cabello pelirrojo me recuerda al de mamá, es un desastre, como un nido de pájaros, gafas redondas y su ropa es algo hippie, supongo. El recordar a mamá hace que mis ojos se pongan húmedos por las lágrimas pero logro contenerlas. La chica me mira fijamente mientras me acerco y eso me causa escalofríos, pero no como los que me causan las miradas de los demás. Me mira con curiosidad, supongo que notó la tristeza que intento ocultar.
El trayecto hasta mi lugar es una verdadera tortura pero por primera vez las miradas no están en mi, sino en mi nueva compañera de asiento, es un alivio, aunque ella sí continúa viéndome hasta que me siento.–No deberías mirar así a la gente, causas una sensación desagradable–. Digo algo irritado y molesto sin siquiera mirarla.
–Lo... Lo siento–. Voltea a ver sus manos y juguetea nerviosa con un lápiz, se remueve incómoda en su asiento e inmediatamente me siento un cretino.
–Hoy le daremos la bienvenida a una nueva compañera, señorita Samantha Spencer, de pie por favor–. Dice el Sr. Morgan.
La chica se levanta y sonríe nerviosa. La observo con atención y veo que sus ojos azules parecen tener un tic nervioso que hace que quieran cerrarse pero ella intenta controlase.
–¿De donde viene señorita Spencer?– pregunta el Sr. Morgan.
–He vivido toda mi vida en Minnesota pero nací en Atlanta–. Su voz es suave y dulce pero bastante firme a pesar de su nerviosismo, nota que la estoy mirando y vuelvo rápidamente mis ojos a mi libro mostrando desinterés.
–Interesante, es un gusto tenerla aquí, espero se adapte pronto ya que el ciclo escolar no está muy avanzado, Jay, por favor ayúdala a ponerse al tanto de lo que llevamos en clase, le daré dos semanas para que esté al corriente de apuntes y tareas.
Genial, acabo de comportarme como un idiota con ella y ahora debo ayudarla. Karma ven a mí.
–Bien, continuemos. Puedes tomar asiento Samantha, muchas gracias–. El profesor comienza a dar el tema y Samantha no vuelve a mirarme por el resto de la clase y menos me dirige una palabra.
Al fin suena el timbre, Samantha se levanta de prisa y sale del salón, ni siquiera me pide los apuntes y la comprendo.
Soy el último en salir del salón y me dirijo a mi casillero para dejar el libro de historia y tomar el de matemáticas. Esa es mi segunda materia favorita, mis amigos siempre me dicen que soy un nerd aunque no parezca uno. La verdad es que siempre me han gustado las materias difíciles y las que los demás normalmente odian: física, química, matemáticas, historia y biología; aún no entiendo el porqué. Tomo el libro de mate y escucho que alguien abre el casillero de al lado, pienso que es Emma pero ella está a dos casilleros del mío. Cierro la puertecilla y veo que es Samantha mi nueva vecina. Fabuloso. En cuanto me ve toma su libro cierra y se va en segundos sin darme tiempo para reaccionar y disculparme. Sólo espero que no esté en mi clase de mate.
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El Viejo Sauce.
Teen FictionEs increíble cómo cambian las cosas de un momento a otro. Un minuto todo parece casi perfecto y al siguiente ves tu vida desmoronarse frente a ti, o al menos una parte de ella y tienes que continuar con la otra parte que queda aunque duela y aunque...