Un ángel

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Recuerdo la primera vez que vi a Emma, la imagen en mi cabeza está tan clara todavía. No he olvidado ni un segundo. El recuerdo es tan sólido que siento como si pudiera tocarlo con las manos. Recuerdo su risa, su ondulado cabello oscuro y sus brillantes ojos.
Era verano. Tenía 7 años, acababa de mudarme a Gardendale hacía unas semanas y aún estábamos de vacaciones. Mamá me llevó al parque que esta cerca de casa. Yo no quería jugar ni conocer a más niños, estaba furioso sentado en una banca mientras mamá intentaba que jugara con otro niño que no sacaba el dedo de su nariz. Yo no quería mudarme ni entrar a otro Instituto o hacer nuevos amigos. Me gustaba mi escuela y amaba a mis amigos. Extrañaba mi casa, en la que había vivido 7 años.
Corrí  a esconderme detrás de un enorme árbol y me senté en una raíz que sobresalía. De pronto estaba ahí, ocultándose, sonriendo mientras miraba hacia donde estaban los demás niños. Cuando me vio me hizo señas que guardara silencio. Era hermosa, como un ángel. Estaba tan embobado que perdí el equilibrio y caí de espalda. Recuerdo sus carcajadas y sus intentos fallidos por ayudarme a levantarme porque no paraba de reír. Yo ni siquiera podía hacer algún sonido. Estaba ahí mirándola y con la cara roja de vergüenza por haber hecho el ridículo.

–Casi me han pillado por tu culpa, pero ha valido la pena, me he reído tanto que no puedo más.

–Lo siento, amm...– no dejaba de ver sus ojos y después el suelo.

–Tu no eres de por aquí, nunca te había visto.

–Acabo de mudarme hace unas semanas...

–Genial! Me gusta la gente nueva, tienen muchas historias que contar sobre otros lugares, me gustan las historias de aventuras...

Emma no paraba de hablar un solo segundo y yo sólo podía verla encantado...

–...Entonces cuando sea grande viajaré y viajaré por todo el mundo y conoceré mucha gente.

–¡Jason!, ¿Donde estas?– escuché gritar a mamá un poco desesperada.

–¡Aquí!– Salí de atrás del árbol y Emma me siguió. Cuando mamá me vio con Emma sonrió y se tranquilizó.

–Jason, que nombre tan bonito, ¿tienes algún apodo?

–No.

–Eres muy callado, ¿eres retrasado o algo así?, me miras como si fueras bobo pero no importa, podemos ser amigos y yo te defenderé de los niños que quieran hacerte daño...

No podía creerlo, me había dicho retrasado pero era tan bonita que podría perdonarle cualquier cosa y no pude más que reírme a carcajadas y eso me relajó un poco.

–No soy retrasado, sólo que... No soy muy bueno haciendo nuevos amigos y extraño mi antiguo hogar, yo no quería mudarme pero al parecer no podía hacer nada para evitarlo.

–Bueno Jay, ya tienes una amiga–. "Jay", supongo que ahora ya tenía un apodo. Emma sonrió y por primera vez estaba muy feliz de habernos mudado.

El Viejo Sauce.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora