¡Un Dueto!

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Que me hayan puesto en pareja con Samantha me deja un poco inquieto. Camino hacia ella para comenzar a ponernos de acuerdo y justo estoy frente a ella cuando el profesor llama nuestra atención para dar un nuevo aviso.

– Jóvenes, acabo de decidir que las representaciones serán canciones de leyendas del Rock, ya sea que canten en vivo o hagan una coreografía. No será un concurso, así que pueden estar en varias coreografías, y mezclar los equipos como más convenga, y si necesitan que los apoye con la organización pues solo háganmelo saber.

Vaya, esto se pondrá interesante. No sé que es peor, si cantar a dueto con Samantha o hacer coreografía con mis compañeros y tener que convivir con ellos. Pero al menos no es peor que representar por enésima vez Romeo y Julieta.

A todos parece gustarles la idea y la sala del teatro empieza a llenarse de las voces de mis compañeros.

–Parece que esto será divertido.– dice Samantha muy sonriente. "Se ve muy linda sonriendo". Siento un pinchazo extraño en mi estómago al tener ese pensamiento y trato de alejarlo inmediatamente.

–Ya lo creo, el rock viejo es la música más genial del mundo.

–¿Y ya tienes alguna idea?– pregunta interesada, aunque puedo ver que ella tiene algunas y creo que no quiero saberlas. Además creo que prefiero hacer una coreografía que cantar y tener las miradas fijas en mí durante todo el acto.

–En realidad no,– contesto nervioso –pero preferiría unirnos a una coreografía.

Su mirada parece un poco decepcionada y yo me pateo el trasero mentalmente y no sé porqué digo lo que creo que quiere escuchar.

–Aunque si tú quieres, podemos hacer el dueto– Una chispa de felicidad atraviesa sus ojos y mi corazón da un salto e inmediatamente después me arrepiento y me empiezan a sudar las manos.

Me imagino en el escenario, cantando frente a toda la escuela, además de los padres de familia, con todas las miradas fijas en mi. Siento como el alma se va de mi cuerpo. Nunca fui tímido pero hace mucho que me inquieta que me miren. En los pasillos puedo ignorarlos pero en un escenario es diferente. Siento mis piernas doblarse...

–¡Jason!–Escucho terror y preocupación en la voz de Samantha, grita tan fuerte que recupero el sentido casi inmediatamente.– ¡Dios santo! ¡¿estás bien?!

No quiero que piense que soy un cobarde, ni que sienta lastima por el pobre chico que perdió a su madre y no puede superarlo. Todos están mirando preocupados. Maldición.

–Si, es sólo que no he probado bocado en toda la mañana,– es lo único que se me ocurre decir para que todos dejen de mirar y que Samantha se tranquilice– me quedé dormido y se me ha hecho tarde.

El profesor se acerca para ver qué ha ocurrido y le explico lo mismo que le he dicho a Samantha, acto seguido se dirige a su portafolio, regresa y me entrega un sándwich envuelto en papel aluminio. –Esto le servirá para resistir hasta receso, coma mientras se pone de acuerdo con su compañera– todos dejan de mirar y vuelven a sus asuntos, al fin.

–Gracias–Es lo único que puedo decir.
Él asiente y se retira a la parte trasera del escenario, en el camino se encuentra con Emma y le pide que lo ayude a buscar la fecha ideal para el festival.

No puedo dejar de ver a Emma hasta que desaparece junto con el profesor detrás del telón, los acompaña Erin, la mejor amiga de Emma.

–Bien,–escucho la voz de Samantha con un tono que busca llamar mi atención– primero come el sándwich y después buscamos el tema que cantaremos– me estremezco un poco y nota cómo reacciono cuando menciona lo de cantar. –Aunque si prefieres podemos unirnos a una coreografía.

Me aterra pensar en cantar, pero tengo que enfrentarlo, no puedo esconderme de todos para siempre.

–Talvez podamos hacer las dos cosas– lo digo para tranquilizarla, y para calmarme yo también. Parece gustarle la idea aunque no lo dice en voz alta.

–De acuerdo, pero ¿que canción interpretaremos?– Esa es una buena pregunta.

–No lo sé, ¿Cuál es tu banda de rock favorita?

El Viejo Sauce.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora