La casa

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Empecé ahora, a explorar un poco lo que era la casa, la abuela solo me miraba cada tanto para ver que esté bien. Las abuelas se preocupan demasiado a mi parecer, hacia un paso y sentía que ya estaba mirando si no me había lastimado en el intento.
 Recorrí cada parte de la casa, tenia 2 pisos, arriba estaba la habitación de la abuela, y la mía, también había un baño. Abajo, estaba la cocina, el comedor, un living grande y otro baño.
 La casa en si era algo tenebrosa, porque a mi parecer le faltaba luz y también algo de vida, o sea, chicos andando por ahí, saltando y jugando. En cambio de eso había gatos durmiendo por todos lados, faltaba que uno este sobre el candelabro de la cocina y ya estábamos completos. Uno de los perros dormía en la habitación de la abuela, los otros 3 afuera o a veces en el living, arriba de los sillones. Eso me molestaba, si yo me sentaba a comer ahí, tenia que pensar que podía haber pulgas o pelos de los perros. Aunque la abuela decía que los perros no tenían ni pulgas ni nada, pero no podía cuestionarme que no tenían pelo. En una de esas, fui a merendar, y le dije a la abuela que ya había explorado todas las partes de la casa. A lo que ella me miro con una expresión bastante extraña y me felicito por así decirlo, un poco pensativa. Yo enseguida me doy cuenta de las cosas, supe que alguna parte de la casa me había faltado explorar. Una que la abuela no quería que supiera que existe, yo en ese momento pensé, que podía tratarse de un... ¿Sótano?

El espectro malditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora