Capítulo 16

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3 semanas. 21 días. 504 horas. 30240 minutos. Y mi hermano no despertaba, la imagen de Christian tirado en el suelo repetía en mi cabeza constantemente y el llanto amenazaba a mis ojos cada dos por tres. Aún recuerdo ese día como si fuera ayer, estaba llorando con la cabeza de mi hermano entre las piernas esperando a que llegara la ambulancia, o la policía, o alguien que me ayudara, cuando al fin llegaron y fuimos al hospital llamé a mis padres y a Ana, el doctor nos había dicho que había perdido mucho sangre y que por eso estaba en coma, a bale le había roto dos costillas y había rozado su pulmón, nos dijo que el primer mes era crucial y que sino despertaba en ese tiempo tendría fuertes consecuencias en su memoria y puede que irrecuperables.

Estaba en clase, como cualquier otro día, me había mudado con Carrick y Grace de nuevo y visitaba a mi hermano todos los días. Ana estaba destrozada, Elliot había tomado el mando de la empresa mientras tanto. Aún recuerdo cuando entré en su habitación después de casi 7 horas de operación.

Sus ojos estaban cerrados y tenía un tubo justo debajo de la nariz, la máquina que se encargaba de contar los latidos de su corazón iba a un ritmo incómodamente lento. Cerré lo ojos y cogí su mano, estaba tan fría que me do un escalofrío, toqué su cabellos despacio tratando de transmitirle todo lo que sentía. Le prometí miles de cosas para que despertara pero su cerebro parecía no hacerme caso. Esa noche dormí en el hospital esperanzada de que a la mañana siguiente estuviera despierto, para mi desgracia no fue así, todo seguía exactamente igual y tuve tanto miedo, miedo de que me dejara de proteger, de no verle, ni abrazarle, ni gritarle, tuve miedo de que no viera nunca más y no me viera graduarme en el colegio, ni el la universidad, ni de que no me llevara al altar el día de mi boda, de no ver la suya. Recuerdo que esa mañana lloré mientras me disculpaba una y otra vez, porque me querían a mi y él dio su vida por mi.

Ryan y yo nos habíamos distanciado, bueno más bien yo me había distanciado de todo el mundo, no quería estar con nadie ni hablar, pero aún así Ryan seguía conmigo como el primer día. Era lunes, otra vez y fuimos a almorzar juntos.

-- No puedo más Ryan- dije tapándome mi cara con las manos, mis ojeras llegaban hasta la boca y los signos de la desnutrición se notaban en mis facciones.

-- Estoy contigo reina, tienes que pensar que esos dos cabrones no se salieron con la suya y no consiguieron llevarte con ellos- me quedé paralizada y me separé de él poniéndome de pie.

-- ¿Cómo sabes eso?- entrecerré los ojos- yo no te he dicho que fueran dos personas los que entraron en mi casa y mucho menos que venían a por mi- noté como se ponía un poco nervioso.

-- Amy ha salido en todas las noticias- se levantó y se acercó a mi- es Christian Grey de quien hablamos- negué con la cabeza y cerré mis ojos mientras me alejaba.

-- No, no, no, yo no se lo he dicho a nadie, eso solo lo saben los espías personales de mi hermano, y tu no eres uno de ellos.

-- Estás nerviosa y asustada reina se lo habrás dicho alguien más porque yo lo he visto en las noticias- cogió mi cara y la levantó- estoy contigo tranquila Amy- me abrazó y yo me dejé pero sabía que no se lo había dicho a nadie más, los espías me pidieron esplicitamente que no se lo dijera a nadie por si pudieran tener relación con esas personas. Mi novio sabía algo y no me lo había dicho, Ryan me había traicionado.

-- Tienes razón, tengo la cabeza en otra parte, lo siento- dije para que sonara lo más creíble posible, me llevó de vuelta al colegio pero en cuanto salí puse un mensaje a Grace diciéndola que iría a comer con unas amigas.

Llegué al escampado después de casi media hora en taxi, parecía mucho más grande ahora que no había tantas motos ni bullicio entré en un bar con la cabeza bajada y pregunté por la única persona que me podría ayudar: Aaron Miller. Me dijeron que seguramente estuviera en una bar a un par de manzanas de este sitio. Cuando al fin llegué, le vi tomando una cerveza y jugando a un juego de cartas mientras reía, que guapo era. Entré en el bar y levantó la vista, nuestras miradas se cruzaron y le hice un gesto con la cabeza para salir fuera y hablar.

-- ¿Qué coño haces aquí? ¿Tu querida familia no te ha dicho que este sitio es peligroso niña?- agarró mi brazo sacándome fuera del bar con brusquedad.

-- No he venido aquí para hablar de mi familia-dije soltándome- quiero que me digas para quién trabaja Ryan- rió antes de contestar.

-- No te diré nada- dijo sonriendo- la banda para la que trabaja Ryan y la mía hemos tenido problemas desde hace mucho tiempo y no los aumentaré para ayudar a una niña pija, aquí a los chivatos se les paga con la muerte Amanda- sentí como un escalofrío recorría mi espalda.

-- Yo no soy ninguna chivata

-- ¿Ah no? Entonces cuando te diga los nombres de esa gente no irás a decírselo a la policía ¿verdad?- agaché la cabeza, ¿qué otra cosa podría hacer?- exacto, entonces cuando se lo digas no solo irán a por ti, sino también a por mi banda y mi gente. Olvídate de Ryan y preocúpate por ir a una universidad cara y por comprarte vestidos bonitos- apreté los dientes.

-- Entraron en mi casa, dos hombres cubiertos con un pasamontañas- tragué saliva para continuar- dijeron que me querían a mi, mi hermano se interpuso y le dieron un tiro. Está en coma, no saben si despertará y si tarda mucho más lo hará con unas secuelas en su cerebro incurables- trató de hablar pero le callé con la mano- Ryan sabía todo eso, que eran dos y que me querían a mi pero yo no se lo he dicho nadie, tan solo a los espías de mi hermano, ni la policía, ni los medios lo sabían y él si. Así que no me puedo olvidar de él, porque sabe cosas sobre las personas que quieren raptarme y acab con mi hermano- se quedó callado por unos segundos mirándome sorprendido, yo también estaba sorprendida de lo que le había dicho pero necesitaba esos nombres.

-- No tienes ni puta idea de dónde te estás metiendo.

-- Solo quiero un nombre, no diré que has sido tu el que me lo ha dicho, te lo juro.

-- Joder Amanda, deja de mirarme así- agaché mi cabeza- dentro de tres semanas te enviaré un mensaje e iré a buscarte al colegio, iremos a verles. No puedes decir nada.

-- Gracias Aaron, de verdad- deposité un beso en su mejilla y me dirigí a la parada de taxi.

-- Oye, niña- oí como me llamaba- ¿no pensarás ir en uno de esos taxis a tu casa no?

-- ¿Y como pretendes que vaya?- alcé mis cejas, hizo un gesto con su mano indicando que me acercara.

-- Yo te llevaré Grey- me acerqué sonriendo timidamente.

Tenía un Audi R8 negro, me encantaba ese coche siempre se lo pedía a mi hermano pero me decía que no era seguro, típico de Christian.

-- ¿Sorprendida de que alguien de este barrio pueda tener un buen coche?- me sacó de mis pensamientos.

-- No, es solo que me parece raro, ya sabes- oficialmente eres estúpida Amanda te acabas de chulear delante del chico que te va ayudar que es un muerto de hambre y que no merece ese coche pero él solo se rió.
Montamos en el coche y le indiqué como ir a mi casa, tenía una llamada perdida de mi madre así que la pise un mensaje diciéndola que ya llegaba. Paró el coche dos casas antes que la mía para que nos vieran llegar juntos.
-- Oye Amanda- le miré mientras recogía mi mochila del suelo del coche- siento lo de tu hermano.
-- No tienes por qué fingir que te importa, ya me has dejado muy claro que no es así.
-- No estoy fingiendo, lo siento de verdad Amanda- tocó mi mejilla mojada por las lágrimas- te lo dije una ves y te lo vuelvo a repetir ahora: no te merece, Ryan no te merece- aclaró.
-- Eso no significa que no le quiera- sonreí de medio lado- gracias por traerme Aaron.
-- De nada Amanda- dijo mientras yo cerraba la puerta del copiloto.
Entré en casa y Mía apareció corriendo de la nada.
--¿Qué pasa Mía? - dije asustada.
-- Chri-Christian- estaba pálida, me imaginé lo peor, fui hacia ella y la cogí de los brazos balanceándola.
-- Vamos, Mía dime.
-- Se ha despertado cariño, Christian se ha despertado- la adrenalina recorría todo mi cuerpo cuando íbamos de camino al hospital.
Llegamos a la habitación y mis padres Elliot y Ana estaban en la puerta.
-- Os dejaremos un rato solos amor- dijo Grace mientras acariciaba mi mejilla. Entré en la habitación con cuidado procurando no hacer mucho escándalo.
-- Hola Amy- dijo mi hermano mirándome débil- ya estoy aquí.
El llanto apenas me dejaba respirar mientras me acercaba. Cuando estuve lo suficientemente cerca le abracé muy fuerte mientras me disculpaba una y otra vez.
-- Ha sido mi culpa Christian, lo siento, lo siento, lo siento- el acariciaba mi cabello mientras decía palabras tranquilizado temas en mi oído.
--Deja de llorar, estoy aquí, contigo y pillaré a los hijos de puta que están haciendo esto- su mano cogió mi cara y su pulgar acarició mi mejilla.
-- Lo sé, lo sé.

Hermana de Christian GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora