Capítulo 5 - Vientos de cambio

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Practicaba movimientos con el encendedor (yesquero), los clásicos un golpecito con el pulgar para abrir la tapa y al regresar el dedo hacer girar la rueda para que la yesca largue la chispa y encienda la mecha, luego un amable ofrecimiento de fuego a la otra persona y finalmente, cerrarlo con un simple movimiento de muñeca, "Claaaapp" la tapa se cierra y uno lo guarda en el bolcillo con mucha seguridad y orgullo como los pistoleros guardaban su Colt 45 luego de un certero disparo.

Estaba sentado en la Plaza esperando a Romina que saliera de trabajar para regresar a casa juntos, este es uno de nuestros lugares de reunión, conocida también como Plaza Matriz, la Plaza de la Constitución recibe su nombre oficial debido a que aquí se juró, el 18 de julio de 1830, la primera Constitución de la República Oriental del Uruguay. En la antigua ciudad colonial, en las primeras décadas de la independencia esta plaza era el centro de la vida ciudadana, dando a ella la fachada del Cabildo que se encontraba frente de mi, sede del gobierno colonial, y la Iglesia Matriz (Catedral Metropolitana), di vuelta mi cabeza para observarla.

Actualmente es el eje turístico y comercial de la Ciudad Vieja, junto con la peatonal Sarandí.

Muchas veces nos decimos que lindo hubiese sido vivir en esa época y nos olvidamos que todo estadio de tiempo ha tenido su belleza y también sus vicisitudes...

Romina: David, David...

Romina me sacó de mis pensamientos que me tenían abstraído sin prestar atención a mí alrededor.

Romina: Estás distraído.

Me habló con un tono poco común como enojada, le dije "hola Amor" y cuando me iba a levantar para saludarla se dejó caer a mi lado en el banco como apesadumbrada, cabizbaja.

Yo: ¿Amor, estás bien?

Levantó su cabeza y me miró, su rostro y la pausa en responder no eran buena señal.

Romina: La empresa cierra en un mes, ¡me quedo sin trabajo! -Miró por un instante como perdida hacia la fuente de la plaza y luego apoyó su cabeza sobre mi hombro.

La abracé como protegiéndola y cuando pude reaccionar le pregunté, no entiendo ¿qué sucedió si la empresa está trabajando bien?

Romina: Dicen que hubo un problema entre los socios. Me quedo sin trabajo ¿y ahora que voy a hacer?

Yo: Una mujer joven, bonita, preparada y con buenas referencias..., pronto vas a encontrar otro trabajo.

Mi observación la hizo dejar su desgarbada posición para sentarse derecha y levantar la cabeza, su mirada se clavó en la mía como cuestionándome, un leve sonrisa se dibujó en su mejilla izquierda.

Romina: Tienes razón es solo una piedra en el camino, ahora a comprar el diario, a armar currículum, ah y por supuesto Busco Job y los demás lugares en Internet. Puedo poner en Facebook que estoy sin trabajo por si mis amigos saben de algo y... ¿qué pasa?

La miraba en su monólogo hablando sola en la plaza como los locos jaja, me dio un poco de gracia su cambio de actitud pero a su vez me sentía un poco molesto y ella se dio cuenta.

Yo: No es tu piedra en el camino es nuestra piedra y le sonreí.

Se dio cuenta lo que trataba de decirle.

Romina: Perdón, le vamos a encontrar solución, ¿se te ocurre algo?

Yo: No por ahora, pero si quieres nos quedamos en la Plaza pensando un rato, igual a esta hora hay mucho tráfico para regresar a casa. ¡Puedo averiguar en mi empresa! Pero no, no creo, no toman a familiares es política de la empresa para evitar que los problemas personales afecten el funcionamiento. También puedes subir al ómnibus a decirle a la gente que necesitas trabajo, no es mala idea.

¡Aaaay! me golpeó por el mal chiste pero igual sonrió. Luego de eso se hizo un largo silencio como en las lluvias de ideas de Alex Faickney conocida como brainstorming.

Romina: ¿Cómo me ves haciendo reuniones y vendiendo Tupperware en el Cerro y sus alrededores?

Su chiste y su sonrisa me volvieron a sacar de mis pensamientos, los chistes eran una de las cosas que teníamos en común, su ánimo había mejorado considerablemente, entonces pregunté ¿por qué Tupperware?

Romina: Eeee!

Me miró extrañada como si yo no hubiera entendido el chiste y ahora ella no entendía mi pregunta.

Yo: Amor, tengo una loca idea

Tomó aire y quedó en silencio esperándome.

Yo: ¿Porqué tupperware y no computadoras?, insumos, no solo ventas también reparación podríamos armar nuestra empresa en el Cerro, tu en la recepción y yo en la parte técnica.

Romina: ¿Es enserio?, ¡me encanta la idea! y dio un salto en el banco para comenzar un nuevo monólogo de ideas y cosas para hacer a pesar de que yo no había respondido a su pregunta.

Era increíble verla, había llegado triste, con una gran desazón y ahora se había olvidado de todo y miraba hacia el futuro.

Yo: Regresemos a casa ya son las 21:30 no nos dimos cuenta pero en la plaza ya no queda casi nadie y está oscuro.

Subimos al auto, lo encendí y bajamos hacia Buenos Aires, pero se me ocurrió seguir pasar por el Templo Inglés y bajar a la rambla, era una hermosa noche de verano y nosotros nos encontrábamos extasiados con la idea de un nuevo proyecto, teníamos mucho que hacer y decidir pero juntos y felices.

LA VERDAD TARDÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora