FRECKLES.

Capítulo 6

Apreté los ojos, pulsé el acelerador y maniobrando con torpeza conseguí salir de ahí antes de que Hugo se acercara a nosotras.

-¡DIOS! -Chilló Clara. -¡VAMOS A MORIR JUNTAS!

-No tiene gracia. -Le repliqué al mismo tiempo que miraba por los retrovisores como se acercaba hasta nosotras el destrozado coche de Hugo.

-¡ACELERA, ALI!, ¡NOS PISA LOS TALONES! -Chilló mi amiga en un tono divertido.

¿Pero qué demonios? ¡ESTA CHICA ESTABA LOCA!

-¡NO ESTAMOS EN UNA PELICULA DE FAST AND FURIUS! -Le volví a replicar enfadada.

Finalmente, en una pequeña calle en la que no había ni rastro de nadie, paré el coche en seco y me bajé de este exhausta, esperando una paliza digna. Por otra parte, Clara seguía recostada en su asiento mirando el móvil como si no hubiera sucedido nada.

-¡TÚ! -Una fuerte y enfadada voz masculina me sorprendió por la espalda.

Me giré mordiéndome las uñas y pude observar a un Hugo totalmente desfigurado y fuera de sí.

-Lo siento. -Le contesté sentándome encima de la baldosa roja que cubría gran parte de la calle.

-Vas a pagarme todos y cada uno de sus arreglos. -Dijo tranquilizándose.

Tragué fuerte. Sabía que si pagaba los arreglos de ese coche, me quedaría sin beca, sin casa, sin ballet y sin universidad. Lo sabía, pero no tenía opción alguna a resistirme puesto que la patosa de mi lo había roto.

-Mi amiga no va a pagarte nada, tu coche estaba en medio. -Nos sorprendió Clara.

-Si le voy a pagar, Clara. Yo lo he roto.

-¡Pero te quedarás sin dinero y sin nada!

-¡Shhhh!-La mandé a callar. -Esta vez volví a mirar a Hugo, el cual puso la mirada fija en mí. -Ven esta tarde a mi edificio y te daré todo el dinero que necesites.

-¿Dónde vives?

-En el mismo edificio que Charlotte, estoy segura de que lo conoces. -Le guiñé un ojo y me di la vuelta. -1ºB -Dije al mismo tiempo que me montaba de copiloto en el coche de Clara.

Observé como mi amiga lo maldecía antes de montarse en su coche. El silencio era denso y desagradable.

-Ya no iré a la fiesta. -Puse fin a ese ambiente tan desagradable.

-¿Cómo que no?

-No tengo dinero para comprarme ningún vestido y mucho menos para gastarlo en fiesta.

-Por el vestido no te preocupes, pasaremos antes por mi casa y yo te dejaré el que más te guste.

-No puedo, Clara.

-Sí que puedes, y esta noche te invito yo a todo.

-¿Estás loca? -Dije en un tono seco. -No voy a dejar que tú lo pagues todo. No soy así.

-Tómalo como un regalo por ser tu primera fiesta en Nueva York, además, si cogiste el coche fue por mi culpa.

¿Qué podía hacer? No quería esto pero Clara tampoco iba a aceptar un no como respuesta, así que, finalmente no me quedó más remedio que acceder.

-¿A qué hora es la fiesta? -Le pregunté una vez que ya había aparcado su coche en la puerta de su gran edificio.

-A las once.

Asentí al mismo tiempo que bajaba del coche con cuidado de no tropezarme y caerme.

Esperé a que Clara sacara las llaves de la entrada y a que abriera la gran puerta blanca. Decidimos ascender a la cuarta planta en ascensor.