Capítulo 8

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—¡ME HAN COGIDO! —Grité eufórica desde mi móvil.

—¡LO SABÍA! —Gritó Clara casi tan fuerte como yo. —Espera... ¿Dónde te han cogido?

No pude evitar soltar una risa al escucharla.

—¡Pues en la universidad!

—¡LO SABÍA! —Volvió a gritar provocando que esta vez estallara en carcajadas.

—Tengo que ir esta tarde a recoger unos papeles y el horario para mañana.

—Yo te acompañaré. —Se aclaró la garganta. —¿A qué hora te recojo?

—No quiero molestar. —Contesté finalmente.

—Ali, déjate las tonterías y dime la hora.

—En media hora ven a mi casa.

—Allí estaré. —Contestó en tono eufórico colgando a su vez el móvil.

Fui corriendo a mi habitación, en la cual me cambié un viejo chándal por unos vaqueros ajustados y una camiseta en rayas azules y blancas a juego con mis viejas converse blancas. En el baño me cepillé los dientes y me recogí el pelo en una coleta alta, dejando aún más a la vista las existentes pecas de mi cara.

Escuché dándome los últimos retoques como el timbre de mi casa sonaba sin cesar por lo que me acerqué rápidamente dejando paso a mi mejor amiga, la cual me recibió con un abrazo enorme.

—Sabía que lo conseguirías, Ali. —Susurró en mi oído en un tono dulce.

—Gracias. —Le contesté abrazándola aún más fuerte.

—Y... Estaba pensando yo... —Me miró con un rostro extraño. —Ahora que te han cogido, ¡podríamos salir de fiesta y celebrarlo!

—De ninguna manera. —Me crucé de brazos a modo de desaprobación.

—Será una fiesta flipante.

—¿Y acabar en la cama con el capullo de Hugo de nuevo?

—¡SI!, ¡Y YO CON SAM!

—Clara...

—Está bien, está bien. —Me miró sonriendo. —Ya lo vamos hablando a lo largo de la semana. —Me guiñó el ojo derecho.

Esta chica era única.


***


—Bájate ya del coche. —Pedí desde fuera observando como Clara no soltaba el móvil.

—Tía, me... ¡ME HA HABLADO SAM!

La miré con un gesto de desaprobación.

—¡QUIERE QUE NOS VEAMOS ESTA NOCHE! —Prosiguió diciendo al mismo tiempo que yo miraba mi reloj.

—Seguro que a esa cita no llegarás tarde. —Dije en un tono malhumorado.

—Está bien, perdón. —Dijo al mismo tiempo que se bajaba del coche. —De todos modos, tengo que hacerme la dura.

Negué con la cabeza asimilando que mi amiga estaba loca y comencé a andar delante de ella en dirección al instituto.

—Oye, Clara... ¿Querías hacerte la dura?

—Sí. —Afirmó al mismo tiempo que miraba fijamente la pantalla de su móvil.

—Pues este es tu momento. —Le di un toque en el hombro y segundos más tarde señalé a Sam que venía en nuestra dirección.

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