Habían pasado tres días desde que había comenzado las clases en la universidad. Tras mi percance con Hugo en la primera clase, ninguno de los dos nos volvimos a dirigir la palabra a lo largo de los días posteriores, es más, nos sentábamos en diferentes filas, él al final del todo y yo al principio. No podía distraerme, ni mucho menos al tener esta gran oportunidad.
Acababan de llamar a la puerta de mi apartamento, por lo que fui a abrir a quien estuviese tras ella. Me encontré a Clara con el móvil en la mano, y sonriendo como una enamorada, que al fin y al cabo es lo que estaba.
-¡No te vas a creer una cosa! –Entró de improviso en mi apartamento.
-Hola a ti también, Clara. –Sonreí. –Yo también me alegro de verte.
Rió ante mis palabras y acto seguido me plantó un casto beso en la mejilla.
-¿Qué es lo que me decías?
-Acaban de descubrir que Charlotte se mete papel higiénico en el sujetador para tener más tetas. –Estalló en carcajadas. –Y hay una apuesta.
Me sonrió de lado, con esa mirada que delataba que dentro de poco iba a meterme en problemas.
-Ni hablar. –Negué alejándome de ella.
-¡Pero si ni sabes lo que tengo en mente!
-No lo sé, ni me interesa. –Dije. -¡Incluso te acabas de delatar tú sola!
-Han apostado seiscientos dólares a ver quien consigue uno de sus sujetadores, y para comprobar si es tan pequeño como sus supuestas tetas.
-Estás loca. –Me alejé de ella, por lo que Clara avanzó hacia mí. -¡Aléjate de mí, hija de Satanás!
-¡Vamos! ¡Será divertido!
-No pienso hacerlo.
***
-Te odio, Clara. –Susurré contra la puerta. –No me puedo creer que lo esté haciendo.
Ambas nos encontrábamos en la puerta de mi apartamento, Clara observando tras la mirilla el momento en que Charlotte saliese de su apartamento, puesto que tenía entrenamiento de animadoras hoy.
-¡Shhhh! ¡Está en la puerta! –Murmuró emocionada.
Escuché como la puerta se cerraba, y como unos pasos de alejaban de allí.
-Vamos. –Dijo Clara tras unos cortos segundos.
Abrí la puerta del apartamento, y ambas salimos del mío para así plantarnos frente a la puerta del de Charlotte. Observé como Clara sonreía con emoción a la puerta, esperando así tal vez que se abriese.
-¿Qué? –Preguntó a un sonriente.
-Está cerrada. –Dije como si fuese obvio.
-Pues no sé, dale una patada como en las películas. –Se encogió de hombros.
-¿Cómo pensabas sino que entraríamos? ¡No tengo poderes mágicos ni fuerza bruta para abrir la puerta! ¡Necesitamos una llave!
-¡Ya lo tengo! –Dijo Clara tras unos segundos.
Se acercó al apartamento de al lado, y llamó a la puerta. Tras ella apareció un hombre mayor, quien tenía la camiseta de tirantes blanca manchada de salsa, y en la mano una hamburguesa, al igual que en la boca.
-Hola, buen vasallo del señor. –Sonrió humildemente Clara. -¿Puedo saltar por su ventana?
-¿QUÉ? –Grité.

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FRECKLES.
Ficção AdolescenteÉl era tan... Peculiar. Explosivo. Orgulloso. Incondicional. Reservado. Y lo más importante, altivo. Así es como era Hugo.