Max
Estaba pintando, tratando de ignorarla, ni siquiera la quería mirar.
Sentí que alguien rozó mi hombro con un dedo, me giré, y era ella, sus ojos grises mirándome con curiosidad.
Me entregó una flor, una margarita, susurró un casi inaudible "gracias" y salió corriendo.
Como lo hacía siempre que me acercaba demasiado.