Audrey
Estaba sentada debajo del árbol, leyendo, como siempre, escuché pisadas y sonreí, sabía perfectamente que se trataba de Max. Se paró frente a mí, traía un cuadro en las manos, tapado con un pedazo de tela blanca. Hoy no venía con todas las cosas que traía siempre que iba a pintar. Me entregó el cuadro y se me quedó mirando. Quité el trozo de tela blanca, y recordé aquella vez que me pintó. Me sorprendí al ver la pintura. Éramos ambos viendo el río. Había una nota debajo de la pintura. Decía: ¿Quieres ser mi novia?
Miré a Max. Un lado de mí estaba sorprendida, y el otro, emocionada.
- ¡Sí! - Grité y me levanté para abrazarlo.