Eran las 12:34 pm y todas aún dormían. El teléfono de Pilar sonó; Abril y Camila se despertaron. Se miraron entre las dos y luego al celular. Camila asintió y Abril lo tomó entre las manos. Abrió la boca, sonrió y asintió mirando a su amiga Pilar, la cual estaba en el quinto sueño. Esta roncó y se giró al lado contrario, a lo que las dos "Espías" reaccionaron dejando el celular en la mesa de luz y se volvieron a dormir.
Todas ya estaban despiertas y listas para volver a su país, y ver a sus familias.
—¿Iara todavía no llamó ni nada? —Preguntó Abril mientras preparaba sánguches.
—Nop... —Agustina estaba sentada mirando su celular.
—Ya me quiero morfar esos sánguches. —Pilar hizo una extraña mueca, a lo que todas rieron.
—¿Falta mucho para que termines? —Le preguntó Camila a Abril.
—De hecho, ya terminé. —Sonrió, guardó los sánguches en un tupper, agarró sus maletas y se dirigió hacia la puerta, a lo que todas la siguieron.
Ya en el avión, cada una estaba sentada de esta manera: Camila, Abril y Agustina, y Yazmín y Pilar junto a un muchacho.
—Amé nuestro viaje juntas. —Yazmín dijo Yazmín ya en su asiento mientras se colocaba el cinturón.
—Enserio... —Abril emocionada quería abrazarlas, pero no lo logró.
—¡JÁ! Imbécil. —Gritó Pilar.
—YA TE SACASTE LA LOTERÍA PINCHE ESCUINCLA. —Abril se sacó una zapatilla y se la arrojó a Pilar en la frente. A lo que esta abrió la boca, le sacó la zapatilla al muchacho a su lado y se la lanzó. La cara de aquel muchacho era épica.
—SAQUENLE UNA FOTO. —Agustina estaba en un ataque de risa, al igual que todas.
La gente las miraba descorcentadas.—¿Qué? ¿Acaso nunca vieron una guerra de zapatos? —Abril se encongió de hombros ya más tranquila.
—Deberíamos planear otro viaje. —Dijo Agustina ignorando por completo la escena anterior. Todas asintieron.
—Y... ¿Cómo te fue con Martin? —Yazmin se dirigió hacia Pilar. Esta se encogió de hombros.
—Bien... Fue tipo que lo vi y estaba tomando agua, me acerqué, lo saludé, nos sacamos una foto y charlamos un rato...
—Genial, pinche arroja zapatos de personas desconocidas. —Abril se cruzó de piernas y miró hacia la ventana ofendida.
—¿Y nada más? —Camila entre cerro los ojos.
—Y después me invitó a comer hamburguesas... —Desvió su mirada hacia el piso.
—¿Y? —Dijeron las cuatro a coro.
—N-Nada más... —Tartamudeó. Todas se miraron entre sí.
—Okey... —Camila dudaba de algo.
Las siguientes diez horas se la pasaron durmiendo y molestándose entre sí.
Llegaron a Buenos Aires, y se encontraban en el aeropuerto de Ezeiza.
—VOY A VOMITAR. —Abril salió corriendo hacia el baño.
—Y ahí vamos otra vez... —Agustina rió.
Tomaron sus maletas y se dirigieron al auto papá de Pilar.
—¡Hola señor papá de Pilar! —Abril lo saludó ya en el auto. Todas lo saludaron cortésmente y disfrutaron del viaje hablando del emocionante viaje.