cuatro

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Resulta que Sherlock era lo que él se proclamaba como "Detective Consultor". El único en el mundo, según lo que te había explicado. En resumen, cuando al policía tenía problemas con un caso, acudían a Sherlock a pedir su ayuda.

La mañana siguiente te levantó temprano, entrando a tu cuarto y obligándote a que te pararas. No pudiste preguntar bien la razón por la cual te había levantado hasta que ya estaban dentro de el taxi.

–¿Quién es Lestrade? –Preguntaste mientras te sacudías con los movimientos de el taxi. De regreso en el departamento había dicho algo de que un tal Lestrade le había llamado.

–Inspector de la policía, siempre viene a mi cuando su mente no es lo suficientemente capaz para resolver un caso. –Respondió sin dejar de mirar al frente.– Osea, la mayoría de las veces.

Reprimiste las ganas de girar los ojos.

–Si es así... –Comenzaste a decir, dando la vuelta hacia la ventana y mirando a la gente caminar por la calle. Gotas escurriéndose en el vidrio.– ¿Entonces vamos de camino a...? –Dejaste la pregunta flotando en el aire para que el respondiera.

–La escena del crimen.

–Oh. –Sacaste, recordando como ayer te había preguntado si alguna vez habías visto a un cadáver.

–Espero que no tengas problemas. –Dijo después de unos segundos.

–¿Con qué? –Te inclinaste un poco más hacia adelante para que te viera, cosa que hizo. Sus ojos saltaron por tu rostro y volvió a mirar hacia el frente.

–Cuerpos, sangre, órganos, suicidios, asesinatos... –Comenzó a decir rápidamente.– etcétera, etcétera. Ese tipo de cosas.

Lo había dicho como si fuera la cosa más común de todas. En cierto modo lo era, esas y muchísimas cosas más pasaban a diario en este mundo, lamentablemente; pero la manera en la que Sherlock lo había dicho sonó como si disfrutará la existencia de todas y cada una de ellas.
Te quedaste pensándolo por un momento y el sonrió ligeramente al ver tu expresión: una mezcla de confusión y algo de temor.

–Lo lograras.

La serenidad era lo único que se veía plasmado en todo su rostro, como si estuviera cien por ciento seguro de sus palabras. Seguramente había deducido que podías soportarlo, así que confiaste más en el que en ti misma.

Le pagaron al taxista y de inmediato pudiste ver un par de autos de la policía estacionados alrededor de una casa. Una mujer morena y un hombre de cabello canoso se acercaron a ustedes apenas los vieron. La mujer era alta, delgada, con cabello rizado y labios gruesos. Mientras tanto, el hombre tenía ojos redondos y cansados, el ceño fruncido, cabello gris corto y sus manos permanecían en los bolsillos de su abrigo.

–Sherlock. –Dijo el hombre, sonando algo aliviado al pronunciar su nombre. Luego sus ojos cayeron sobre ti, mirándote con curiosidad. Sherlock dio un pequeño paso hacia adelante.

–Viene conmigo. –Aclaró de inmediato.– John ha estado muy ocupado últimamente.

Parpadeaste confundida ante esto.

–Ya veo. –Dijo el hombre a la vez que estiraba su mano hacia ti y sonreía.– Inspector Lestrade.

Tomaste su mano y la sacudió ligeramente.

–(Nombre) (Apellido). –Respondiste con una pequeña sonrisa en tus labios.

–Sargento Sally Donovan. –Se presentó repentinamente la mujer, dándote una mirada rápida en la que solo alcanzaste a asentir antes de que ella enfocará su atención en Sherlock.

Human Error | Sherlock y Tú . Donde viven las historias. Descúbrelo ahora