cinco

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Cuando llegaron a casa la Sra. Hudson ya se encontraba despierta y ocupada, con un vestido morado que hacía resaltar su color de piel y cabello. Los vio entrar, acompañados uno del otro y se quedó extrañada, mirándolos confundida antes de preguntarles qué hacían los dos juntos a tan tempranas horas de la mañana. Ante esto, alzaste la manga de tu chaqueta y miraste tu reloj, todavía faltaban un par de horas para el mediodía.

–Buenos días Señora Hudson. –Saludó Sherlock a la mujer, que parpadeo al darse cuenta de que no había saludado propiamente.– (Nombre) y yo solo trabajábamos en un caso.

–¿Un caso? –Preguntó alzando su mirada hacia el detective, sorprendida ante la explicación–. ¿Qué hay de John?

–Ocupado. –Respondió, volviendo a tomar aire para hablar–. Señora Hudson, ¿se me ha olvidado decirle que (Nombre) y yo viviremos juntos desde ahora?

Esta fue abriendo su boca lentamente, alzando sus cejas en asombro al escuchar lo que Sherlock había dicho.

–¿Us-...ustedes dos? –Preguntó atónita.

–Sip. –Respondió, resaltando la "p" del final. Tus mejillas se enrojecieron ligeramente mientras asentías para confirmar lo recientemente dicho, dándote una idea de lo que la mujer probablemente estaba pensando.

–¿Viviendo... juntos? –Alzó su delgada y temblorosa mano y los señaló a ambos, sus ojos saltando de los rostros de uno al otro, como una pelota en un juego de tenis.

Sherlock rodó los ojos en desesperación, dando un gran suspiro. Probablemente harto de tener que repetir las cosas dos veces en toda su vida.

–Si, Señora Husdon, viviendo juntos. –Volvió a aclarar, mirando hacia arriba en irritamiento  mientras repetía sus palabras.

Una sonrisa emocionada surgió en los labios de la señora a la vez que juntaba sus manos y las apretaba una contra la otra, entrelazando sus dedos en emoción y alegría.

–¡Oh, Sherlock! –Suspiró con una sonrisa de oreja a oreja, mirándolos como una madre miraría a sus hijos alcanzar sus metas–. ¡Son una pareja!

Al escuchar esto, diste un paso hacia delante y estiraste tus brazos ligeramente hacia ella, queriendo alcanzarla. Tu rostro se había tornado más tibio y colorado que antes. Era inevitable para ti y lo odiabas.

–Está usted confundida. –Hablaste por primera vez desde que llegaste, con un tono de voz lento y paciente, esperando que ella entendiera.

–¡Espléndido, simplemente espléndido! –Exclamó, ignorándote olímpicamente y dándose la vuelta, encaminándose a su apartamento con las manos en el aire–. ¡Haré té y galletas para ambos!, ¡Con chispas de chocolate!

Estuviste a punto de lanzarte hacia ella y detenerla cuando Sherlock te tomó por el hombro y te detuvo. Lo volteaste a ver confundida y el sacudió su cabeza en negación.

–No es de todos los días que haga galletas con chispas.– Explicó. Tu cabeza giro de nuevo hacia la Sra. Hudson, que había desaparecido prácticamente dando saltos de alegría por su puerta.

Diste un derrotado suspiro y te diste la vuelta, sintiendo la mano de Sherlock abandonar su posición tu hombro. Dio un hábil giro y comenzó a subir las escaleras con sus manos en sus bolsillos. Lo miraste irse despreocupada mente, así que decidiste  hacer lo mismo y seguirlo por atrás.

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Human Error | Sherlock y Tú . Donde viven las historias. Descúbrelo ahora