diez

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–¡Ya era hora!

Como era de esperarse, al día siguiente amaneciste como nueva. Si algo tenias que admitir, era que Sherlock en realidad sabía cómo tratar a un enfermo; a pesar de que la Sra. Hudson te había dicho que nunca lo había visto cuidar de uno. Antes de salir de tu habitación te diste una ducha y por fin te pusiste algo que no fueran pijamas. Unos jeans y una camisa de manga larga, color rojo vino, fueron más que suficientes para que Sherlock se diera cuenta que ya estabas bien. Estabas casi cien por ciento segura que ni si quiera te miró el rostro cuando apareciste en la sala.

–Llamaré a John –Dijo parándose del sillón de un salto y encaminándose a tu cuarto.

–¿Buenos... días? –Dijiste cuando rozó a tu lado.

–Buenos, de hecho –Respondió con una media sonrisa, dirigiéndose a tu habitación. No pudiste evitar sonreír de la misma manera al verlo tan animado. Dos días con un Sherlock malhumorado no han sido los mejores días de tu vida, precisamente.

Después de llamar a John, este les dijo que iría al departamento en una media hora, más o menos. También les dijo que había completado la traducción y que, para ser honesto, las ansias de que vieran lo que significaba lo habían estado comiendo en estos últimos días. Sherlock le recordó que trajera su celular y este le aseguro que no se le olvidaría.  Ahora solo quedaba esperar.

La Sra. Hudson, como te había dicho la noche anterior, vino a ver cómo te encontrabas, acompañada con una bandeja de té.

–¡Buenos días, muchachos! –Anunció su llegada.

–¡Señora Hudson! Déjeme le ayudó con eso –Dijo Sherlock, sonando genuinamente alegre, prácticamente brincando hacia ella y tomando la bandeja de sus manos.

La mujer lo miró sorprendida, mas sin remover su sonrisa– Te veo animado Sherlock –. Le dijo alzando sus cejas, mirándote de reojo y haciendo que la miraras confundida–. ¿A qué se debe?

–Ah, nada mejor que poder empezar con un nuevo caso –Respondió colocando la bandeja en la mesa de centro de la sala, entre los sillones. Luego prosiguió a servir el té–. O en este caso, continuar con uno.

La Sra. H te volvió a dar una mirada, solo que esta vez algo desanimada. Le sonreíste afligidamente, alzando y bajando tus hombros y comenzando a caminar hacia Sherlock. Creías que el tema ahí había concluido, pero la mujer no se rindió tan fácilmente:

–Sherlock, ¿no te encuentras contento de que nuestra (Nombre) finalmente se sienta bien? –Le preguntó dando dos pasos más hacia el. Tu cuerpo reaccionó a su pregunta con un pequeño temblor en tus manos, y tus ojos no se atrevieron a moverse de las tazas que habías tomando entre ellas.

–¿Contento? –Escuchaste a Sherlock preguntar–. ¿Por qué habría de estar contento? –Sentiste su mirada sobre ti y no pudiste evitar regresársela, se miraron por unos segundos hasta que se dio la vuelta hacia la Sra. Hudson para responder:

–Supongo que de alguna manera lo estoy, ya que el que nuestra (Nombre) se sienta mejor, significa el poder retomar el caso –Dijo parándose derecho y acomodándose el cuello de su camisa–. Así que se podría decir que estoy feliz de que se sienta mejor.

La Señora Hudson sacó un suspiro derrotado, negando con la cabeza y mirando al suelo. Le pasaste la taza de esta a Sherlock, que se acercó a ella para entregársela. La mujer frunció el ceño al verla y la tomó no muy delicadamente; a continuación se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta.

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⏰ Última actualización: May 04, 2016 ⏰

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