1. Páris

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By: LuCca

La casa es un asco, de hecho esta peor que hace un año. Tal vez porque el año pasado no logramos contener al Onpio. De nada nos servía quedarnos más tiempo, no se puede contener a algo que ha conseguido lo que se evita que hiciera. El Onpio se contiene por sí mismo cuando consigue una víctima, y al obtener una víctima, se vuelve más fuerte, pero por la reciente comida, no es capaz de salir de su zona de confort.

Además, dudo que cualquiera de nosotros fuera capaz de soportar la muerte de André. Audrey estaba como demente y Chris no cabía en la idea. Cuando volvemos a la ciudad todo parece tan distinto, e incluso cuando regresé a casa, aun no podía creer que André ya no estaba. No me imagino como lo superaron Chris y Audrey. No pensé ni por un instante, que al irnos tan apresuradamente (Sin limpiar nada) el próximo año, ósea éste año, la limpieza que yo tendría que realizar sería mayor... No quiero malinterpretarme, si, André era increíble. Pero, sólo digo que es tedioso tener el doble de trabajo ahora.

Y ahora mi hermoso saco con peluche en el fondo, color magenta con líneas de pardo, está totalmente cubierto de polvo. Son estas estúpidas alfombras, y el aserrín en general de la cabaña.

Hemos llegado a aquí bastante temprano, y Andrew está encantado con el lugar. Tanto que no ayuda lo suficiente. Roman me ayudaría más.

Necesito la escoba para sacudir mejor esta alfombra, pero... ¿Dónde quedo? Creo que en el sótano. Si el sótano.

Odio bajar al sótano.

Es oscuro, es grande. Y fue allí donde el Ontio embosco a mi padre. Mis pasos son lentos, pero sin perder la seguridad, cosa que Roman me ha enseñado...

Algo grande repentinamente sobre mí, y de mi boca aterrorizada sale lo que tal vez es mi último aliento; algo así como un grito chillante de película de terror.

- ¿Qué pasa mi amor, te he asustado? - Pregunta Andrew entre risas, tomándome de la garganta para acercarme y besarme.

Me giro débilmente - Andrew, estos juegos aquí no son divertidos.

Él me sonrie juguetonamente - ¿Por qué? ¿Le temes al Onpio?

Entrecierro los ojos, algo enfadada, pero como le he metido en esto, entonces evito reprocharle cualquier cosa. Porque en serio, si hablamos de problemas, yo le he metido en uno grande.

Entre juegos obligo a Andrew a acompañarme al sótano. Tomamos las escobas, trapeadores y algunos plumeros. Debo de aceptar, que aunque Andrew no sea mejor que Roman, él de verdad sabe hacerme feliz. Jugamos mucho, perdiendo en momentos el objetivo principal de haber llegado temprano. Besos fugases y algunas frases conmovedoras. Y su cabello negro, es un tanto largo, yo adoro meter mis manos en su cabello cuando estamos cerca.

Estamos un tanto locos, es cierto, a veces él grita, luego yo y terminamos riendo a carcajadas. Pero por la expresión de Roman con la pala en las manos, puedo ver que eso no es tan bueno. Andrew esta tirado en el suelo, noqueado.

- ¿Qué le has hecho imbécil?

- ¿Qué tal esto? - Dice Roman, con esa voz que antes amaba escuchar, la cual ahora odio porque... tal vez simplemente porque ya no es mía - ¿Ahora quién es la princesa? - Pregunta Roman, burlándose de mi nuevo novio. Maldición, creo que así nunca lograre que sienta celos.

- Lo has noqueado, te mato si le pasa algo grave.

Roman hace un gesto desdeñoso - Te juro que no lo golpeé como haría con el Onpio.

- No debiste hacerlo - Digo inclinándome, para revisar a mi novio.

- Bueno, pues no sabía si estabas bien. No llamaste para venir conmigo... así que como es obvio que no vendrías sola, supuse que...

- Pues sí, mi novio. ¿Por qué has hecho esto?

- Sabes que no confió en nadie.

- Ya no tiene importancia lo que yo sepa de ti.

Roman brinca a mi novio sin importancia - ¿Has arreglado ya el televisor?, hoy hay partido.

- Roman, eres un idiota.

- Si princesa, ¿Qué? ¿Quieres que te ayude con tu 'Galán'?

Bajo el HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora