3. Chris

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By: LuCca


Después de atarearnos un largo rato con preguntas del paradero de Billy, Roman logra quedarse dormido, no por gusto, sino por necesidad. Juro que aun mientras comenzaban a cerrársele los parpados seguía clamando a Billy. ¿Quién no se duerme después de esas puntadas?

El cachorro estaba con Javadd y Opal. En un pequeño encuentro con el baby Onpio que casi mata a mi mejor amigo.

¿De dónde salió tanta gracia hacia los problemas actuales?

Ahora todo está de cabeza, no recuerdo una jornada de invierno tan desastrosa, ni siquiera en mi novatada estuve en peligro tantas veces. En primero, no sabía nada del lugar o de la bestia. En segundo, esa cosa aún no se apegaba a mí.

En tercero, André seguía vivo. Aún recuerdo cuando usó el claxon de un juguete para los partidos y dejó al Onpio totalmente aturdido, luego hizo la expresión de don billetes para seguir jugueteando con Audrey. Me salvó la vida y luego fue con su fiel amiga. No es difícil reconocerlo, ella siempre fue su favorita. Siempre.

Cuando éramos niños, para hacer equipos y jugar baseball, había siempre dos jefes de equipo. André y Javadd. El rubio de carisma contra el pelirrojo señor seriedad. Mi hermano me daba una mirada a modo de disculpa y luego pronunciaba el nombre de su amiga inseparable.

Con el tiempo me acostumbré. Siempre quedaba en su equipo, pero en segundo. Y me hubiera puesto celoso si no hubiera sabido que André temía que ella quedase en el equipo de su otro mejor amigo.

Dios, si él los viera ahora.

Audrey abraza a Javadd como si se le fuera la vida en eso. Ash sonríe conmovida un poco y me mira para ver mi reacción, se lleva una gran sorpresa al percatarse de que esto no me agrada tanto como debería. André es mi hermano, y siempre estaré de su lado.

El primogénito en mi familia se la pasaba bromeando y ganando. Es en serio. Nunca lo vi perder. Se llama perder cuando decides que te afecta y que ya no puedes resolverlo. André tomaba nota mental de todos sus errores, los volvía un mito para reír y luego volvía a renacer.

¿Cómo es que está muerto ahora?

Idiota.

Jamás debió hacerme creer que era invencible.

Paso ambas manos por mi cabeza y me revuelvo el cabello. La migraña ha regresado. Así que, sin continuar con la estúpida seguida de Audrey que todos han hecho salgo del lugar. He sido el último en entrar a la cocina, y está bien, soy 'El medico', pero eso no me tiene obligado a ver el estado de una inconsciente, nuevamente.

Ash puede hacerlo. Creo.

- ¿Chris? – Pregunta Ash, que viene siguiéndome.

- ¿Qué pasa ahora?

- Audrey se ha quedado inconsciente otra vez.

- Si, lo he visto.

- ¿Qué recomiendas? – Dice mientras me toma del brazo. Me detengo en seco, no me gusta hacerle desmanes. Nunca a una mujer.

-No lo sé que descanse.

-¿No te parece un poco raro? –Inquiere Ash, mientras se acomoda el cabello. El cabello que en realidad no es tan café como solía creer. Con la luz clara del lugar puedo ver el rojo allí. Pero es un rojo casi imperceptible, que incluso podría pasar como un rubio rojizo. Ella sigue hablando y dejo de ponerle atención –Debemos de hacer algo.

-¿Casarnos? –Por sus mejillas pecosas, he vuelto a bromear.

Ella sonríe y libera una pequeña risa que me hace reír también. –Eso no Chris, me refiero a...

-¿No te quieres casar conmigo entonces? –Bromeo en tono dramático.

-Obvio que sí. –Responde guardando una risa tímida. Y con los ojos de verde leve brillando.

Permito que se acerque y beso su frente, mientras se acurruca en mi abrigo.

-Pero Chris, Tiene unos síntomas muy extraños. Creo que necesita una intervención urgente de suero. ¿No estas preocupado por Audrey?

-¿Qué? ¿Debería?

-Supongo...

Suspiro agobiadamente –Esto jamás había pasado.

-¿Estas enfadado acaso? –Pregunta Ash, levantando el rostro y mirándome directo a los ojos.

-Sí, también –Admito- Si tan sólo André... -Comienzo con lo que tal vez es una explicación a mí mismo sobre mi extraño comportamiento.

-¿André?

-¿Lo recuerdas?

-Claro que sí, tu hermano ¿Cómo no hacerlo? No me has hablado de él desde la última navidad.

-Sí, la última navidad. –Me quedo en silencio sopesando lo que diré a continuación- El Onpio lo mató.

-¿Qué? –Ella se separa mientras respira con agitación. Tal vez me he pasado. Ha sido demasiada verdad. Se traga el dolor en una mueca que le conozco muy bien. Ella y André se cayeron bien desde que se conocieron. Después de conocerla, André se puso a reflexionar por vez primera si su decisión de desistir de la tradición familiar había sido un error. Ser doctor era lo que todos en mi familia. Mi padre, mi madre, mi abuelo, el padre de mi abuelo... Y bueno, yo. A excepción del nieto consentido, André había querido ser un ingeniero mecatrónico y lo consiguió tras encarar a ambos de mis padres. E irse de la casa.

André, más terco que una mula.

-¿Cómo que lo mató? Esa cosa... -Se calla intentando no volver a llorar. Sé cuánto detesta hacerlo, pero los nervios la tienen al límite. Intenta volver a hablar mientras le tiembla la quijada -¿Por qué no me lo dijiste?

-No quería preocuparte. Igual, el funeral fue algo sólo simbólico.

-¿Simbólico? Oh Dios... -Se toma de la cabeza horrorizada. Si yo hice lo mismo cuando vi a Audrey volver sola- No me digas que... Oh Dios.

-No tengo porque decirlo, tú comprendes. Además, eso no es todo.

-¿Es sobre Audrey?

Que inteligente novia.

-Ella y mi hermano eran muy unidos. No lo sé, me cuesta verla no con él.

Ash intenta sonreír a pesar del miedo que la corroe –Tranquilo –Extiende los brazos para que la abrace- Yo siempre estaré para ti, y tú para mí.

Maldición.

Hay unos pasos en el recibidor, que parecen peculiarmente conocidos.

Maldición.

¿Esa es la voz de André a mis espaldas? ¿Por qué canta feliz navidad?

Genial, mato al mayor y vuelve el segundo con el mismo propósito. Volverme parte de sus tesoros, justo como hizo con mi hermano.

Bajo el HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora