- Narra Jessica Werner.
Era una joven común como cualquier otra sin una pizca oscuridad en mi débil corazón. La mayoría del tiempo cargaba con una sonrisa imborrable de mi rostro vivaz debido a mis rosadas mejillas, cuando la realidad es que contenía un mar de lagrimas cada que en mi cabeza saltaba el recuerdo del día que me entere que mis padres murieron en un accidente automovilístico, o así dejaron ver los forenses. El personal educativo del instituto no se le paso por la mente que el dar un comunicado frente a otros alumnos sin discreción sería una falta de respeto hacia a mi personalmente, mi faceta frágil fue descubierta aquél día. Me sentía expuesta e indefensa, convirtiéndose en un detonante para que el acoso estudiantil aumentara.
Solía ser la chica de los recados, esa de la cual se burlaban cada que me veía forzada a tener que gastar de mi dinero para poder seguir en calma el resto del día. En efecto, era sometida con frecuencia a la humillación frente al ojo publico. Mientras tanto, la junta estudiantil lo veía como algo normal entre los más jóvenes.
Pensé que las cosas iban a mejorar cuando el chico que me había gustado a lo largo del curso se me declaró, me pinto villas y castillos, aceptando perdidamente sus sentimientos, casi con los ojos cerrados, fui una ingenua. A nadie, absolutamente a nadie se le pasa por la mente que sería victima de una apuesta entre muchachos con el objetivo de querer llevarte a la cama.
Me negué rotundamente una y otra a vez a ceder por mucho que era insistente, para mi suerte no llego a obligarme por la fuerza. Igualmente tampoco era como si Matías hubiera cautivado mi corazón, era tan solo un gustar, y por mucho que le apreciaba decidí romper el noviazgo.
Como he dicho con anterioridad, entre él y yo, jamás paso algo más que un simple beso inocente, lo cual no pareció ser cierto por lo visto por sus relatos distorsionados en lo que ocurrió entre el y yo. Insinuó de forma vulgar que había pasado por su cama con su grupo extenso de amigos y compañeros, por si fuera poco no bastaba que se notara mi presencia en un pasillo porque al instante recibía murmureos y miradas maliciosas desagrado.Lo que era un insulto tal como "cerda" fue escalando a calumnias mucho más graves, hasta tacharme de ser una sin vergüenza cualquiera capaz de sustentar relaciones sexuales con el primer hombre que pasara por mis ojos. Un simple rumor se expandió hasta dejar de serlo a una afirmación. Así fue como me convertí en la zorra del instituto. De consuelo me conseguía pegatinas de caras felices dentro de mi casillero extrañadamente.
Tenía de mi lado a una amiga llamada Amanda que estaba conmigo desde que eramos unas niñas. Todo comenzó a cambiar entre nosotros cuando de alguna forma me traicionó tragándose los rumores de mi como si fuera agua. Se apartó de mi cuando más la necesitaba.Si quizá hubiese sido tan importante como ella estaría permaneciendo a mi lada demostrando su apoyo, y no apartarse de mi para unirse a la manada de acosadores. A los ojos de Amanda dejé de ser su amiga a una depredadora de hombres. Deseaban verme muerta.
Sí, era débil psicologicamente, lo que desconocen es que tengo algo llamado orgulloso que no me permitiría acudir al suicidio.
En una noche calurosa de soledad yacía durmiendo en mi recamara profundamente hasta que un seco sonido similar al de unas piedras pequeñas. Al inicio no le prestaba atención, puede que solo sea mi imaginación, hasta que sonó una pesada piedra tocar la ventana hasta hacerla trizas y convertirla en cristales rotos.
Una voz eufórica maldiciéndome acompañó el último golpe a la ventana.
"¡ZORRA! ¡TE METISTE EN LA CAMA DE MI NOVIO!"
Era nada menos que la voz de Amanda, no pude sentir como mi mundo se caía ¿hasta donde a llegado su afán por creer en los demás menos en mi?
Nunca me acostaría con alguien así sin más, mucho menos con el novio de una que solía ser mi amiga. Amanda por más que le ignoraba no se candaba de gritar a todo pulmón al borde de que se llegó a escuchar afónica.
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El Pintor y El Demonio [Creepypasta] [Bloody Painter]
RandomUna joven chica de nombre Jessica Werner, ciudadana de Canadá solía tener una vida normal como cualquier otra junto a sus padres, de apariencia atractiva; tez ligeramente blanca, ojos claros y una cabellera teñida de color violeta. Se ve amenazada p...