The Past In The Present.

14.- Hasta en otra vida.

...

Llegaron a casa, y Lucy no despertaba o eso creía Natsu.

La acostó en su habitacion, y ahi se dio cuenta de que Lucy fingía dormir. Le causo algo de gracia pero se aguantó y tuvo una idea mejor.

Se quitó sus ropas, quedando solo en boxer y se acostó a lado de ella abrazándola para hacerla hablar, no era momento de "dormir". En efecto Lucy gritó mientras se lo intentaba quitar de encima.

- ¿¡Qué crees que haces Natsu!? .

- ¡Oh! ¿No estabas dormida? Luce me has engañado.

- No... es que... yo... .

- Tranquila estoy jugando.

- ¡Si estas jugando entonces ya puedes soltarme!.

Natsu intentó seguir sonriendo pero fue inevitable pensar en lo que temía. Entonces Lucy dejó de gritar.

- Hey, ¿y tu cálida sonrisa?.

- Ya casi es hora, en cualquier momento.

- Lo se.

- Creeme Luce, si pudiera hacer algo lo haría.

Lucy se lo pensó y decidió pedirle algo, dos cosas exactamente.

- Natsu, quiero que nos quedemos juntos lo que queda de tiempo, y... te pediré una cosa más.

- Claro,  ¿y lo otro es...?.

- Besame.

Quedó sorprendido, con la boca abierta. Lucy entrecerró los ojos.

- oye, si no quieres no.

- Te lo doy si me dices que me amas.

Lucy ahora era la sorprendida. Y Natsu el que entrecerró los ojos.

- ¿Que tiene de malo? Si somos tal para cual.

- No es sencillo decirlo... dame el beso y ya veremos, el anterior me dejó feliz y confundida.

Natsu sonrió, y sin que alguno le importase que el se encuentra semidesnudo, la beso, primero, un beso torpe, después otro beso tierno y finalmente... un beso apasionado.

Una cosa llego a la otra, y las ropas estorbaban.

Los dos se dejaron llevar, el cuarto se llenó de suspiros, caricias... y otras cosas más.

- Natsu.

- ¿Si? Mi Luce... .

- Eres mi compañero de aventuras, te amo, y siempre te amare.

Al llegar a su punto máximo dieron otro suspiro de placer, ambos se quedaron abrazados el uno al otro con sueño, pero sin querer dormir.

- Me harás tanta falta Luce.

- y tu a mi natsu.

- Pero, Cuando yo me vaya, algun dia, podras conocerme.

- No entiendo.

- Mi yo de esta vida, ya veras, te encontrare.

- ¿Lo prometes? .

- Nunca te olvidare, es mi palabra.

- Lo mismo digo Natsu.

Se dieron un pequeño y dulce beso y se separaron. Había algo que Natsu le quería decir.

- Luce, cuando tengas una hija... .

- ¿que...?.

- ¿Le pondrás Nashi?.

Lucy se sonrojo y una gran sonrisa se formo en su rostro.

- ¡Vaya, no suena nada mal! Quien diría que se te ocurriría un nombre tan original.

Dijo mientras le besaba la frente y natsu tenia un leve sonrojo.

- Siempre tuya.

- Siempre tuyo.

- Basta o harás que se me pare el corazon, hora de dormir.

Quedaron profundamente dormidos, felices, abrazados y con la esperanza de un mejor mañana.

...

Al día siguiente, Lucy despertó por los rayos del sol.

Se estiró adolorida... de pronto un vacío la inundó.

Volteo a su lado, y en su cama solo estaba ella.

Sin poder aceptarlo rápido se puso una bata, sandalias y corrió por toda la residencia esperando que lo de ayer aún no se acabara.

Lagrimas y lagrimas salían sin aviso.

- ¡no, no, no, Natsu!.

Se tropezó y más lágrimas salían.

- ¡No! ¡Aun no estoy lista, joder!.

Después de un rato, vacía, se levantó pensando en que el dijo que todo estaría bien. Se tiró a la cama con el  rostro hecho un desastre, volteó a su pequeña mesa y vio una carta con las iniciales E.N.D.

La tomo rápido y en efecto era de el, su única y extraña letra lo indicaba

Oye te pido que no llores por mi,
Sonríe tonta, no te preocupes me asegure de que puedas conocer a Erza en cambio a los demás confía en el destino. Lo que dije ayer fue enserio... no me gusta perder, a ver quién de los dos se encuentra primero. Por cierto, cuando me di cuenta que era mi hora de ida no te quería despertar ¡lucias tan tierna y feliz!. ¡lo siento!.

Abajo en la puerta esta un lindo amiguito que espero te haga feliz, dale mucha comida

¡nos vemos en...-

- ¿eh?¿nos vemos en donde?.- Se preguntó Lucy, al parecer el no logro terminarla. Se dirigió a la puerta,y cuando la abrio una sonrisa se le escapó, levantó la pequeña canasta y la puso encima de su cama.

No pudo evitar sonreír, lo puso en su pecho abrazándolo mientras lograba escuchar un cálido ronroneo.

- Me alegra tanto verte Happy, pequeño travieso.

...