Capítulo 39: El Hielo Que Purifica...

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Antonio y yo avanzábamos en silencio hacia el final de la enorme sala del trono, tras el cual había unas escaleras escondidas que Assiel y yo encontramos a la primera. Justo cuando Antonio iba a dar un paso hacia la escalera yo lo paré con el brazo y una flecha de fuego cayó justo delante de nosotros. De fondo una voz muy familiar...

Nuria: Que bonito... Pensabas enfrentarte al malo malísimo sin tu mejor amiga... -me reprocha bromeando-.

Antonio: ¿Nuria? -se gira- entonces Sarai...

Nuria: Si... Tuve que hacerlo...

Yo me limité a mirar en silencio, tras la muerte de Helena algo se había roto en mi interior...
Nuria me dio un abrazo, pues con mirarme comprendió a la perfección que había pasado y por el momento no necesitaba preguntar más.
Todos bajamos las escaleras, conforme me acercaba al final olía a mi padre y a mi hermana y mi sed de venganza iba aumentando. Un tic-tac constante se hacía cada vez más intenso conforme bajábamos.
De pronto paré en seco.

Nuria: ¿Pasa algo? -preguntó extrañada-.

Alex: Cuando lleguemos no cruzaremos palabra con ellos. Mi padre es una sierpe mentirosa y embaucadora no le escuchéis. El es mío. Lucía es vuestra, haced lo que queráis con ella...

Antonio: Alex...

Alex: Haced lo que queráis y debáis he dicho. -le corté-. Primero veremos donde están los prisioneros que quedan y después actuaremos.

Los dos: E-entendido... -dijeron con cierto tono de tristeza y desconcierto-.

Seguimos bajando y por fin entramos en la lúgubre pero enorme sala. Al final había un reloj gigante y encadenadas a las 12 a las 3 y a las 6 estaban Maripaz, una joven en la que al principio no reparé y Sandra, la hermana de Nuria respectivamente. La aguja apuntaba a y 48; el reloj solo tenia una aguja enorme.

Nuria: ¡Sandra! -gritó mientras iba a echar a correr, pero la paré con mi brazo-.

Alex: Calma o te matarán... - la miré-.

Nuria: Pe-perdon... -se puso la mano en el pecho e inspiró-.

Miguel Ángel: ¡Hombre... Mi querido hijo! Sabría que vendrías. -sonríe saliendo de detrás del reloj-.

Alex: Saca a Sandra y a mi madre de esa cosa, ¡ya! -le ordené sin esperanza de que aceptase-.

Miguel Ángel: No puedo hacer eso querido hijo...

Antonio: ¿Qué es eso? -preguntó de forma impulsiva-.

Miguel Ángel: Un reloj, ¿o es qué eres tan cortito que no lo distingues? -le provocó-.

Pero yo le lancé varias agujas de hielo que el esquivó con solo ladear la cabeza.

Miguel Ángel: Si me lo pides así... ¡Es una bomba de Vacío Espacial! -extendió los brazos-. Grandiosa ¿verdad? El problema es que necesita la energía vital de 4 personas para funcionar... La siguiente es tu madre -la señaló-.

Alex: Bastardo...

Miguel Ángel: Aun no te he contado lo mejor... Cuando la bomba esté activa creara un agujero en el tejido del espacio y un ejército de sombras de altísimo rango saldrán para destruir este estúpido país y el mundo y los pocos que se atrevan a resistirse.

Nuestras caras se desencajaron... Si eso pasaba, ni la base aguantaría...

Alex: Se acabó la reunión, hay que destruir eso, ¡Nuria, Antonio, fuego!

Nuria: A ver lo que aguantas... Apuntaré al centro... ¡Flecha Blanca!

Antonio: Destrocemoslo... ¡Cañon Catarata!

Guerra De Sombras: La Estrella CaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora