2.- El Zorro Blanco

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Había transcurrido ya una semana desde el segundo día de clases de Nanami en la gran ciudad de Tokio. Por el momento las cosas iban bastante bien y en orden, aunque la relación entre ella y Tomoe seguía tensa y llena de pequeñas discusiones por absolutamente nada. Si bien la joven trataba de llevarse bien, el siempre encontraba la manera de hacerla enojar. Mientras tanto Mikage actuaba de intermediario entre los dos cuando pasaban horas sin dirigirse la palabra, él estaba bastante preocupado al respecto.

—¿Hongos shitake? —cuestionó Momozono con cierto rechazo en su voz mientras Tomoe le servía su plato sobre la mesa.

El peli plateado la miró con ojos asesinos.

—¿Tienes algún problema con eso?

—La verdad es que...—agachó el rostro—. Los detesto.

Todos en la mesa la observaron sorprendidos, puesto que amaban la receta del joven siempre que la hacía durante la cena.

—Que bueno saberlo, desde ahora serviré hongos shitake todos los días —dijo él con voz maliciosa.

Nanami lo apuntó con el tenedor, exaltada.

—¡Eres un animal! No debí decirte sobre mis gustos.

—Y tu una mal agradecida, deberías tomar en cuenta que hay niños que no tienen para comer y tu rechazas la cena...debería darte vergüenza, campesina.

Y lo empeoraron aún más, la cena se había arruinado por completo, o al menos el grato ambiente. Nanami se levantó furiosa de la mesa y subió a su habitación sin decir nada más, al mismo tiempo Tomoe cogió su plato y lo llevó a la basura.

—Si no va a comer esto, se morirá de hambre —gruñó mientras con un tendor lanzaba los trozos de shitake.

—Pobre hermanita, iré hablar con ella —Mizuki la siguió.

Minutos después, el joven apareció tras la puerta de Momozono. La tocó tres veces y enseguida ella la abrió, su estómago pedía a gritos algo para comer.

—Hermanita, te traje esto —susurró él mientras sacaba una bolsa de su estómago llena de golosinas—. Perdona a Tomoe, el es muy amargado y no tiene consideración con las mujeres.

Los ojos de Nanami resplancedieron como dos estrellas fugacez apunto de explotar. En menos de un segundo arrancó la bolsa de las pálidas manos de Mizuki y la atesoró como un peluche.

—No entiendo porqué es tan rudo conmigo, más que nada he tratado de llevarme bien con él pero siempre busca la manera de hacerme enojar —confesó sentándose en su cama. Abrió cuidadosamente el paquete de golosinas y las disfrutó una por una, calmando la tormenta en su estómago.

—Tomoe ha cambiado mucho desde que le conocí —admitió Mizuki con seriedad—. Ni te imaginas como era antes...no tenía control sobre sí mismo, era un pandillero que solo le importaba pasarla bien.

— ¿U-un pandillero? —saltó de la cama como un resorte.

—Así es. Todos le conocían como El Zorro Blanco. Hace más o menos seis años formaba parte de una pandilla y siempre estaba metido en peleas, lo sabía por que iba en mi misma escuela, pero rara ves asistía y cuando eso pasaba, ocurría un problema —explicó tomando lugar al lado de Nanami—. No importaba quien fueras, mujer, hombre, niño, anciano, el te castigaba por entrometerce en su camino...era muy aterrador.

Hasta hablar de un Tomoe extremadamente agresivo le era sorprendente a Nanami. Puesto que si convivía bajo el mismo techo que el siempre calmado y apreciable Mikage, le parecía ilógico que ambas personas se llevaran tan bien, y que al mismo tiempo su tío le tuviera tanto afecto y respeto.

Life With Boys (Kamisama Hajimemashita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora