5.- La boda

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Tomoe parecía entusiasmado a su modo. Del otro lado Kirihito se mostró satisfecho con el encuentro. Todas las presentes observaban con morbo, como si nunca hubieran visto dos hombres hablar con tanta familiaridad. Tomaron asiento y enseguida el maestro continuó con la clase. En la hora del almuerzo Nanami disfrutaba junto a sus amigas en la terraza como de costumbre. Ami y Kei discutían lo más comentado en clases, el encuentro de viejos amigos.

—Hay que decirlo, Kirihito está guapísimo —dijo Kei con sus ojos brillantes.

—Es verdad, pero nunca tan lindo como Kurama —insistió Ami, siguiendo la conversación.

—Me parece raro que Tomoe tenga un amigo, es un chico muy serio y de mal carácter —mencionó Nanami con incredibilidad refiriéndose a la poca simpatía de su compañero.

Ambas la observaron con extrañeza, puesto a que se salió completamente de la conversación.

—Tomoe y tú han estado bastante involucrados estos últimos días ¿O me equivoco? —pregunto Kei con la duda en su rostro.

— ¿Eh? ¡Para nada! —se defendió Nanami sin perder el rojo en sus mejillas. Por su lado, Ami se encogió de hombros, puesto que sus sospechas estaban cada vez más cerca de ser acertadas.

—Como sea, algo me dice que el chico nuevo vino para marcar un antes y un después —Ueshima parecía empeñada en halagar a Kirihito.

Pero sobre él, no sabían absolutamente nada a excepción de su desconocida amistad con Tomoe. En eso se entretuvieron la tarde entera, y cuando llegó la hora de irse a sus casas Nanami partió acompañada de Mizuki y Kurama. Como de costumbre ella caminaba al centro y ambos chicos a los costados.

— ¿Qué ha sido eso? El que diga ser amigo de Tomoe es escalofriante —comentó Mizuki igual de impactado que todos, avanzaba de manos en los bolsillos y a ojos medio cerrados por el cansancio.

—Ni me lo digas —contestó Kurama—. Se me erizó la piel al verlos estrechar sus manos, ese chico tenía una expresión bastante fría y escalofriante en su rostro. No me agradó para nada.

Los chicos también juzgaban esa extraña relación. Nanami solo los escuchaba, girando su cabeza para ambos lados como si observara una pelota de tenis. Ellos quien lo conocían hace un poco más de tiempo tampoco parecían entender tanto la situación. Entre tanta palabra, vino a su mente lo que ocurrió entre ellos hace poco. Sus mejillas tomaron un color rosa y algo de alta temperatura, estaba inquieta. Se tocó el cuello donde seguía esa marca invisible, la saliva del muchacho había quedado tatuada sobre su piel, algo que no dejaba de pensar, le parecía un poco tonto y lindo a la vez. Su corazón sobresalía por su pecho mientras más cerca estaban de la casa donde tendría que encontrarse con él en una situación diferente a la de la escuela.

Kurama fue quien abrió la puerta, lanzó un rápido y breve saludo y corrió hacia la cocina con sus tripas vivientes, Mizuki iba como un mimo detrás de él. Tomoe salió de ese cuarto y subió al segundo piso, sin saludar a nadie. Con mucha curiosidad, Momozono le siguió a pasos silenciosos.

— ¿Acaso ahora eres espía? —preguntó él de sorpresa al verla a su espalda.

—Lo lamento...solo que...—comenzó a balbucear, mordisqueó la uña de su dedo pulgar izquierdo buscando rápidamente en algo para responder— Así que Kirihito es un viejo amigo tuyo.

No pudo aguantar, la curiosidad era más grande. Necesitaba saberlo todo. Cubrió su boca con ambas manos como señal de arrepentimiento, pues la cara que había puesto el muchacho no era la más armoniosa.

—Sí que eres metiche, a él lo conozco hace tiempo...

—Así veo, aunque el parece ser algo tosco —comentó ella con cierta confianza.

Life With Boys (Kamisama Hajimemashita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora