9.- Esto es la guerra: Comienza la cacería.

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El sonido de las hojas rozando el cemento hacía de Kirihito una mañana casi perfecta, acompañando su rumbo hacia la casa de Momozono. Aunque, ni eso podía quitarle el amargo sabor que dejó su amigo Tomoe la noche anterior. Tenía enormes deseos de enfrentarle y conocer sus verdaderas intenciones, lo conocía hace tiempo y sabía mucha de sus tácticas al jugar, pero no lo suficiente. Bostezó silenciosamente y aceleró el paso, la inseguridad parecía estar pateando su trasero. Y a pasos de llegar, regresó la incómoda conversación con su amigo en el que él parecía declararle la guerra.

— ¿Qué habrá querido decir ese idiota? Ni que ahora deseara jugar con ella también, es un egoísta —paró en frente de la casa de Nanami y se encontró con un alegre Mikage barriendo el patio delantero. Trató de quitar las feas arrugas de su rostro al pensar en Tomoe y decidió fingir tranquilidad.

—Ah, pero si es el amigo de Tomoe. El está durmiendo pero si quieres puedo...

—No será necesario. Vengo a ver a Nanami —afirmó Kirihito luego de interrumpir las intenciones del dueño de casa.

Mikage lo observó algo extrañado, pero sin perder su sonrisa. Dejó la escoba a un lado y le hizo una seña para que le siguiera. Caminaron hasta la entrada de la casa y lo hizo esperar en el sofá.

— ¿Gustas algo de beber?

—No, muchas gracias.

El hombre subió hasta el segundo piso en búsqueda de la joven que de seguro estaba en las mismas condiciones de Tomoe. Dio leves golpecillos a la puerta y de sorpresa, ella estaba despierta. Entró y se encontró con Nanami cepillando su cabello, parecía haber madrugado. Eso le asustaba en cierta forma.

— ¿Qué? —preguntó exaltada casi arrancándose un mechón de cabello— ¿Kirihito está abajo?

—Y parece estar esperándote solo a ti. Así que no tardes en bajar.

—Está bien —aseguró ella, apresuró el arreglo de su cabello y fue tras de Mikage camino a la sala principal.

Bajó las escaleras algo temblorosa, pues a su cabeza venían los recuerdos de lo que fue la horrorosa fiesta de Kayako y la vergonzosa escena que vivió junto a Tomoe, Yukiji y Kirihito. Vaya incómodo momento para revivir ese hecho. Sentía mucho bochorno por tal situación, sobre todo porque Mori fue el principal testigo de lo mucho que le dolió ver a Tomoe en los brazos de Yukiji. Se sentía la estúpida número uno de todo Japón.

—Hola Nanami, ¿Cómo dormiste? ¿Estás bien?

La joven se sentía como si hubiera tenido un grave accidente, tales preguntas seguidas representaban una gran preocupación por parte del moreno. Aunque un tanto exageradas.

—Sí, gracias por preocuparte ¿Quieres un té o algo?

—Un té estaría bien, muchas gracias.

—Ah, pero si hace poco rechazaste mi oferta —Mikage se mostró ofendido, a su modo exagerado y teatral.

Nanami y Kirihito solo lo observaron en silencio, ambos un tanto perturbados.

—Vamos a la cocina, no he tomado desayuno así que puedes acompañarme.

Se sentaron y se sirvieron té y galletas para desayunar. El ambiente estaba algo tenso, puesto que desde lo ocurrido la noche anterior no se había dicho ninguna sola palabra respecto al tema. El la observaba revolver su té, estaba muy pensativa y él sabía que todo era culpa de Tomoe, le fastidiaba en lo más profundo que la causa de sus pensamientos fuera el muchacho. Le era muy molesto.

—Era inevitable —remató Kirihito de la nada. Pero Nanami entendía a lo que él quería referirse. Levantó la mirada sorprendida y parecía querer escuchar más.

Life With Boys (Kamisama Hajimemashita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora