5. Estoy enamorado.

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Narra John:


La luz del día se comenzaba a colar peo mi ventana, algo que a regañadientes me había hecho despertar, así como también, no tardé mucho en recordar lo que había ocurrido ayer. Sí, tuve sexo con Paul.

¡Qué marica!

Mi teléfono comenzó a sonar a todo dar, y mierda, no tuve más remedio que levantarme y bajar a la sala de estar muy a mi pesar. Ya una vez ahí, tomé el artefacto entre mis manos dispuesto a hablar:

—Lennon —decía una voz seria—. Tengo noticias...

¡Era el agente! Algo que me alegró bastante, pero también me había inquietado; por su voz, algo me decía que no estaba funcionando bien, aunque deseaba creer lo contrario.

—¡Hola! Claro, diga. —musité con cierta ansiedad y emoción.

Se preguntarán por qué tengo emoción, pues como ya saben, yo creo que Paul me oculta algo y bueno, sí tiene noticias, es porque algo averiguó, algo que me podría ayudar con mis sospechas.

—Bueno, John —dijo el agente a través de la línea—. Te quiero lo más pronto posible en mi casa; ésto es confidencial.

—Bien, en menos de una hora estoy por allá.

Y dicho esto colgué, subí a la habitación y entré al baño lo más rápido que pude. Me despojé de todas mis prendas como alma que lleva el diablo y me eché a largar el agua de la ducha, logré temperar el agua luego de unos segundos, así que me metí sin más.

Estuve al rededor de 10 minutos en la ducha, disfrutando del caliente agua recorrerme. Salí bastante apresurado y busqué algo para ponerme, un traje negro y una camisa roja no me vendría mal. Por lo que minutos más tardes me dediqué a peinar mi cabello y finalmente cogí mi abrigo, me lo coloqué y bajé para coger el teléfono.

Al estar ya ahí nuevamente frente al artefacto, marqué el número de la casa de Stuart, esperando impaciente en línea. Una voz femenina fácil de reconocer se me hizo presente.

Hola, Astrid al habla. ¿Con quién desea hablar?—no pude evitar sonreír al oírle.

—Hola, Astrid —musité suavemente—. Soy John. ¿Estará Stuart?

—¡Hola, Lennon! Lo llamaré en seguida.

—No, sólo dile que pasaré por él en quince minutos, dile que iremos con el agente. —hablé rápidamente.

—Oh, está bien... Adiós, Johnny.

—Adiós, pequeña.

Cuando colgó, salí con paraguas en mano, cerré con llave y tomé mi bicicleta. Colgué el paraguas en el manubrio de mi medio de transporte y comencé con mi ruta para llegar a la casa de Stu.

En el trayecto algunas personas me miraban, y era algo obvio. ¿Quién mierda anda en pleno invierno con una bicicleta? La respuesta era una sola: solamente Stu y yo.

Algunas chicas me saludaban, obviamente correspondía con un guiño o un "Hola, hermosa".

Luego de un buen par de minutos en trayecto, había logrado llegar con Stu, él estaba afuera de su casa con su bicicleta de lado esperándome. Por lo que me detuve y sonreí.

—¡Hola, Stu!

—¡Hola, Johnny!

—¡Vamos, apura el tranco, debemos llegar en media hora!

Él se montó en su bicicleta sin decir nada más, sólo había emitido una leve risa ante mis nervios. Comenzamos a pedalear, y sentía que íbamos como dos adolescentes haciendo bromas de todo, pero también íbamos mirando algunas chicas, bueno, sólo yo.

Doctor Lennon. [McLennon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora