9. Jane Asher.

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Narra John:

Me encontraba aquí frente a mi escritorio y sin poder hacer algo. Aún no me daban señales de Paul, y ya habían pasado más de dos horas sin saber de él. Pensando mejor lo sucedido, sabía que lo que había hecho con Paul era algo erróneo, estaba mal, había actuado como un animal, simplemente no podía contenerme ante la ira que cargaba. Me había engañado y aún así lo perdoné.

¿Qué idiota soy, verdad? Quizás no solo idiota por perdonarlo, pero sí por golpearlo, y también por haberme dado cuenta del daño que le habíamos ocasionado a Cynthia de paso.

Sin más me levanté a abrir la puerta, ya que creí haber oído que alguien tocaba, y efectivamente se encontraba ahí una de las enfermeras.

—El señor McCartney está estable, necesitamos que le vaya a ver, no deja de preguntar por usted, señor Lennon. —dijo ésta, mientras yo sonreía con tristeza.

¿Cómo pude hacerle hecho daño a la persona que más amaba en instantes como éste?

—En un segundo estaré allí, antes haré una llamada, ¿sí?

—Claro, Doctor Lennon, hasta luego. —dijo antes de marcharse.

Regresé a mi escritorio para pronto marcae el número de Stu y Astrid para poder comunicarme con ellos cuanto antes. El teléfono sonó en línea unos segundos antes de que la inconfundible voz de la chica alemana retumbara mis oídos.

—Astrid al habla. ¿Con quién desea hablar? —su forma de hablar el inglés me seguía dando gracia.

—¡Astrid, soy John! Hola, pequeña. —dije con serenidad antes de soltar un suspiro.

—Johnny, Stuart ya me contó todo... Cuánto lo siento, pero dime, ¿qué se te ofrece?

—Les daré una dirección, es la dirección en la cual yace el hermano de Paul. Necesito que lo vayan a buscar de inmediato y lleven sus cosas a mi casa, pero antes llamen a la policía y digan que el Doctor Lennon los esperará cuanto antes en el hospital de Londres. —dije mientras jugaba con el cable del aparato telefónico.

—Claro, déjame anotar, Johnny.

—Te espero.

Esperé durante un par de segundos, hasta que aquella voz se hizo presente nuevamente.

—Dime la dirección.

Le di aquella dirección porque era hora de actuar. Necesitaba ayudar a Paul y lo haría empezando de raíz. Si lo amaba debía apoyarlo aunque él no quisiera, con lo que gano basta y sobra para su hermano y para él. Aunque no podía tenerle riquezas, sabía muy bien que eso no importaba para hacer feliz a Paul.

Tomé la ficha de Paul, un lápiz y luego salí de mi habitación para ir enseguida a la del pelinegro. Me paré en frente del ascensor y esperé a que éste mismo se abriese, cuando lo hizo no dudé entrar y marcar el piso tres. Cuando el ascensor se detuvo en tal piso, las puertas se abrieron para dejarme salir. Al hacerlo caminé en busca de la habitación del chico de ojos hazel, busqué y busqué hasta dar con su paradero, tocando la puerta para esperar respuesta alguna.

—Adelante. —oí una débil voz masculina tras la puerta, giré la perilla y entré de inmediato.

Paul estaba sobre la camilla, conectado a cables y máquinas.

—Paul... —dije, tal vez en aquel momento debo de admitir que no sabía como pedirle disculpas por lo que le había hecho.

—John. —dijo fríamente.

Su mirada cargaba miedo y frialdad a la vez. El oír mi nombre de manera tan fría, me hizo sentir peor de como estaba.

—Vengo a revisarte, Paul, recuerda que soy el doctor encargado de ti en éste hospital —dije suavemente—. Aparte, me han informado que me has llamado todo el tiempo.

Doctor Lennon. [McLennon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora