10. Dale un tiempo a Paul.

1.7K 175 84
                                    

Narra John:

Había discutido fuertemente con Paul, y todo por culpa de la zanahoria, pero es que por una mierda... ¡Se estaban besando!

Deseaba que la tierra me tragara, tuve una sensación diferente. No se trataba de la decepción, o de un sentimiento de traición, tal vez sí, un poco pero... Ésta vez fue distinto, era como sentir que mi corazón se destruía en mil pedazos.

—Joder. —musité antes de caminar hacia mi escritorio, en la cual sabía que estarían Astrid y Stu.

Pero para mi mala suerte, cuando me encontraba frente a mi consulta, abrí la puerta dejando ver a la zanahoria y a mis dos amigos; sintiéndome rencoroso. Fue entonces que les dediqué una pequeña pero falsa sonrisa.

—John, ¿podríamos hablar un segundo? —preguntó la alemana de forma amable.

—Claro, chicos, salgan un momento. —Dije mientras ellos se ponían de pie.

Una vez que Astrid se aseguró de que todos salieran, ésta me miró con atención.

—Sé que la sonrisita que tenías era falsa, vamos, John... Te conozco creo tanto como a Stu —miró directo a mis ojos—. Dime que pasó ahora.

Mi mirada creo que me había delatado,  y no pude hacer más que limitarme a suspirar, para luego comenzar a comentarle todo; era la única amiga cercana que tenía, por ende no podrían haber secretos.

—Bueno, encontré a Paul y Jane besándose. —traté de decirlo lo más rápido posible, no deseaba volver a mencionarlo. Aquel recuerdo era algo que sabía que me costaría sacar de mi cabeza.

—Johnny Boy, eres fuerte como un roble... Sé que todo ésto te afecta pero, deberías colocarte de parte de Paul. Él tampoco lo ha pasado muy bien que digamos —dijo limpiando aquella lágrima que al parecer había decidido resbalar por mi mejilla con sus delicados dedos—. ¿Crees que las mujeres que se prostituyen son mujeres de buena vida? Detrás de cada una, siempre hay una historia larga que contar. Es el trabajo más antiguo que haya existido, sino, mira a María Magdalena y Jesús... Él jamás se atrevió a juzgarla siendo hijo de Dios.

—Entonces, ¿por qué ahora se estaban besando?

—No te lo puedo explicar, pero sé que Paul te ama. Jane sólo será algo pasajero, Johnny, así como lo fue Cynthia para ti.

Tenía razón de cierta forma, aunque, creo que sí había logrado tener algo de afecto por aquella rubia de la cual alguna vez creí sentir amor, aunque en el fondo sabía que había sido algo pasajero.

—¿Crees que deba hablar con Paul?

—Claro, pero antes dale tiempo. Ustedes fueron muy rápido, deben ir despacio, tú también cometiste un error, Johnny Boy.

—Y según tú... ¿Cuál fue mi error? —pregunté nuevamente.

—Entrometerte en su vida sin esperar a que él alguna vez te contase su verdad de los hechos, el que busca encuentra —respondió con serenidad—. Sólo dale tiempo para que se de cuenta de sus errores y tú también date un tiempo para pensar los tuyos... Engañaste a Cynthia con Paul desde un principio, ambos fueron demasiado lejos en tan poco tiempo, no midieron las consecuencias de sus actos y de sus mentiras.

—Bueno, tienes razón, iré a hablar con él, digo, para disculparme pero eso será luego, necesito ir a casa para cambiarme.

La muchacha me dedicó una sonrisa dulce antes de asentir, mientras se acercaba para darme un ligero abrazo.

—Sí, porque ya hueles fétido. —respondió con una pequeña risa.

—Hey, sólo no me he bañado. —fruncí el ceño.

Doctor Lennon. [McLennon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora